“Espero que mi experiencia inspire a otras mujeres a seguir avanzando y alcanzar posiciones de liderazgo en la Abogacía”
“Espero que mi experiencia inspire a otras mujeres a seguir avanzando y alcanzar posiciones de liderazgo en la Abogacía”
Victoria Ortega ha sido, hasta junio de 2024, la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española. Cargo que ocupaba desde que en 2016 fuera elegida por mayoría absoluta y reelegida en enero de 2020, aunque su vinculación con el Consejo venía de antes, ocupando diferentes cargos. Es profesora titular de Derecho Procesal en la Universidad de Cantabria, donde reside y ejerce y de cuyo Colegio de Abogados fue decana.
En mayo recibió la Cruz de San Ivo, la máxima distinción del Colegio de Abogados de Zaragoza, ¿qué ha significado Zaragoza y su colegio para usted?
Recibir un reconocimiento siempre es motivo de alegría. Confieso que me ha hecho especial ilusión recibir la Cruz de San Ivo, porque es del Colegio de Zaragoza, al que me siento muy unida, y porque fue, además, en el marco de la celebración de su patrón. Este reconocimiento es también a una labor colectiva de tantos compañeros y compañeras que hemos trabajado juntos estos años
De hecho, fue vicepresidenta del Consejo con Carlos Carnicer, quien fuera decano del ReiCAZ…
Carlos es alguien muy especial para mí, para el Colegio de Zaragoza y para toda la Abogacía Española. Carlos es un compañero leal, un maestro, pero, sobre todo, un amigo. Estoy convencida de que su figura permanecerá siempre en la historia de nuestra profesión. Por sus méritos, por sus logros, por su manera de ser y hacer. Por la defensa a ultranza de la Abogacía y del papel insustituible que desempeñan sus instituciones en un Estado de derecho, desde los Colegios de la Abogacía, a los Consejos autonómicos y al Consejo General de la Abogacía Española, cuya presidencia ocupó durante 15 años.
¿Ser hija de magistrado le motivó a hacerse abogada?
Me motivó a vivir el derecho de cerca, a entenderlo como una herramienta para llevar defensa y justicia a quienes la necesitan. En eso la Abogacía y la Judicatura no se diferencian mucho, porque en el fondo trabajamos en lo mismo.
Ha ido abriendo caminos. Fue la primera decana del Colegio de Cantabria, la primera mujer elegida como presidenta del Consejo General de la Abogacía, ¿ha ayudado a romper un techo de cristal que existía en la Abogacía?
Estos logros no solo reflejan mi esfuerzo personal, sino también el de muchas compañeras y compañeros que han luchado por la igualdad. Mi experiencia demuestra que es posible superar barreras y espero que inspire a otras mujeres a seguir avanzando y alcanzar posiciones de liderazgo en la Abogacía, en el sector de la justicia y en todos los ámbitos profesionales.
¿Quedan muchos techos que romper y montañas que escalar para las mujeres en la Abogacía?
Es evidente que estamos ante una situación de desequilibrio manifiestamente injusta y totalmente incompatible con este siglo de la igualdad. Hay muchas mujeres en la base, pocas en la altura. Aunque las cosas están cambiando poco a poco, necesitamos acelerar este proceso. Actualmente estamos enfocados en impulsar estos cambios para promover la igualdad en nuestra profesión. Lograrlo fortalece nuestro Estado de derecho, haciéndolo más igualitario y justo. Y eso tiene un valor incalculable porque, si sumamos todos, llegaremos antes.
¿Qué momento está viviendo actualmente la Abogacía? Son muchos los retos y frentes que quedan abiertos…
Estamos viviendo un momento de muchos cambios legislativos. Y tenemos pendientes algunos retos muy urgentes como las mejoras en el Turno de Oficio y la nueva ley de Justicia Gratuita. La Abogacía Española no cesará en su esfuerzo por alcanzar lo que es justo. Es necesaria una revisión de los baremos, establecer un sistema por el cual la revisión de estos vaya con carácter automático con el IPC, y que se dé cobertura a todas las actuaciones que se llevan a cabo. Además, es necesario contar con una nueva ley de Asistencia Jurídica Gratuita, porque la ley de 1996 ya no da cobertura adecuada y suficiente a las necesidades actuales.
El 28 de junio se celebran elecciones al Consejo General de la Abogacía, usted no se presenta a un tercer mandato, ¿ha sido una difícil decisión?
Ha sido una decisión muy meditada, pero también la más coherente. Durante mi gestión, aprobamos el nuevo Estatuto General de la Abogacía que establece un límite de dos mandatos de cuatro años cada uno. He adoptado mi decisión en base a esto.
¿Cuál ha sido el logro conseguido con el que más satisfecha se encuentra?
Eso prefiero que lo valore quien lo tenga que valorar. De lo que sí me siento muy orgullosa es de que el Consejo, desde el máximo respeto a su diversidad y pluralidad, haya querido y sabido trabajar unido en todo aquello que importa a nuestros Colegios, a nuestra profesión y a las sociedades a las que servimos. Y estoy muy orgullosa de todo el esfuerzo realizado para aprobar el nuevo Estatuto o el Código Deontológico, para seguir liderando desde el Consejo proyectos formativos y tecnológicos innovadores, para llevar al Congreso la ley del Derecho de Defensa, para acompañar el desarrollo normativo de las leyes de eficiencia en la justicia, o para sensibilizar a los poderes públicos de esa nueva ley de Asistencia Jurídica Gratuita que es ya inaplazable.
¿Y cuál es esa espinita con la que se queda clavada?
Como siempre, de todo aquello que no he logrado materializar, aunque muchas cosas están en camino de poder hacerlo o eso espero. Pienso, por ejemplo, en esa Ley Orgánica de Derecho de Defensa, que está en tramitación parlamentaria; en la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, que conseguimos incluir en el Plan Anual normativo de este año; o en impulsar una prueba de acceso a la profesión con un enfoque más práctico que el actual, logro que confío que pueda alcanzarse muy pronto.
Además de abogada y todos los cargos que ha ocupado, es también profesora de Derecho Procesal en la Universidad de Cantabria, ¿qué les dice a sus alumnos cuando se enfrentan a sus clases y a su futuro?
Que ahí fuera les espera un viaje profesional que no dejará de sorprenderles. Un viaje muy estimulante pero también altamente exigente. También les recomiendo que se formen y que se reciclen continuamente. Necesitamos conocimiento, formación y ganas de saber porque es la gran palanca que mejora nuestra profesión.
¿Y de todas las facetas (abogada, decana, presidenta del CGAE, profesora) con cuál se queda?
No podría quedarme con una. Cada faceta ha sido fundamental en mi desarrollo profesional y personal. Como abogada, he tenido la oportunidad de defender y asesorar a mis clientes. Como decana y presidenta del CGAE, he trabajado en la mejora y dignificación de nuestra profesión. Y como profesora, disfruto de compartir conocimientos y formar a nuestras futuras generaciones, aprendiendo también a su lado en esta etapa tan importante de sus vidas.
Una vez que deje la presidencia del Consejo, ¿a qué se va a dedicar?
Me están esperando con muchas ganas en el despacho y en la Universidad. Ocupación no me va a faltar.