Entrevista a
Víctor Serrano Entío
Lourdes Funes Cardiel. Fotografías: Alfredo Sánchez-Rubio.

Víctor Serrano Entío, es Teniente de alcalde de Urbanismo y portavoz adjunto de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Zaragoza desde 2019 pero, ante todo, es abogado. Se licenció en Derecho en la Universidad de Zaragoza en 1995 y un año después entró a trabajar en el despacho familiar. Letrado en ejercicio del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza desde entonces. Especializado en urbanismo y Registro de la Propiedad, pertenece a la segunda generación de abogados.

¿Qué es el Derecho, la Abogacía para usted?

Fundamentalmente es mi vida. Estudié en la facultad de Derecho de Zaragoza y desde entonces, salvo este pequeño paréntesis, es a lo que he dedicado mi vida, a lo que ha dedicado su vida mi padre y a lo que se ha dedicado gran parte de mi familia. Pero la Abogacía es sobre todo una de las profesiones más bonitas de mundo. Consiste en ayudar a las personas. En que alguien llega y entra por la puerta de tu despacho porque tiene un problema y tu intentas poner toda tu pericia profesional en intentar solucionárselo e intentar arreglarlo. Desde ese punto de vista es una profesión humanamente muy enriquecedora.

¿Y comparten algo la política y la Abogacía?

Si y no. El ejercicio durante años de la Abogacía hace que ejercer luego la política sea mucho más sencillo. No es casual que, a lo largo de la historia, políticos destacados hayan sido previamente abogados. Por otra parte, hay algunas cosas que la diferencian bastante. He de decirlo así, sin que sea una carga peyorativa para la política, hay más rigor en el ámbito del Derecho. Las reglas del juego se suelen cumplir de una manera mucho más endógena. Es decir, en el ADN del jurista está que las normas están para cumplirlas, mientras que en la política se cumplen las normas, pero casi siempre es para sacar ventaja. La relación que hay entre los compañeros abogados es de respeto y ese respeto, a veces, sinceramente, lo echo en falta en la política.

¿Qué da más quebraderos de cabeza, llevar un despacho o estar en el Ayuntamiento?

En los despachos vivimos muchos quebraderos de cabeza. Ante un cliente que tiene una situación de agobio por un problema legal, empatizar sin perder la objetividad es a veces inevitable. Pero es cierto que, en la política, precisamente porque las reglas de convivencia entre políticos son más difusas que las reglas de convivencia entre abogados, uno suele llevarse agrandes alegrías y buenas cornadas.
Las alegrías compensan todo. Lo más bonito de la política es sentirte útil, pensar que puedes plasmar aquello en lo que tú crees, por los principios y valores que defiendes y por lo que los ciudadanos te han elegido, puedes llevar a cabo proyectos que pueden facilitar la vida a la gente. Es muy enriquecedor

Suelo decir que a todos los que nos gusta la política tenemos algo o mucho de infantiles. Somos como ese niño pequeño que tira un vaso de agua, la ha liado parda y la realidad le obedece. A los políticos, en nuestro ego y nuestro interés por tratar de transformar la realidad, hay cierto infantilismo, pero si es verdad que en la política te llevas disgustos que normalmente van relacionados con la sobreexposición publica.

El Ayuntamiento es la institución más cercana al ciudadano y el área de Urbanismo en la que más conflictos relacionados con los ciudadanos se registran…

Hay una cosa en la que la Abogacía me ha resultado muy útil. Es saber que en hay que escuchar a las personas para tratar de encontrar una solución. Y esto, que cada compañero abogado en su despacho vive en el día a día, es una exigencia en la política. Nosotros tenemos problemas cotidianos de ciudadanos que, independientemente de que tengas la consideración interior de que puedan tener razón, siempre hay que escucharles, siempre hay que atenderles e intentar solucionar sus problemas. A veces lo conseguimos y otras no. Al final es a lo que nos dedicamos. En la política municipal esa cercanía tiene una exigencia en cuanto a trabajo, pero por otro lado es lo más enriquecedor. Desde el ayuntamiento ves de manera más inmediata lo que puedes hacer bien y lo que pueda ser útil para tus vecinos.

En el área de Urbanismo se está enfrentando a temas conflictivos, uno de ellos es el tema de la ocupación, ¿Zaragoza es una ciudad en la que ha de preocuparse por este asunto?

Hablando entre juristas, al final, las normas, los códigos legales, las normas que rigen la sociedad, no se implantan solo porque haya un mayor o un menor número de casos sino porque hay cosas que hay que penalizar desde el punto de vista del Derecho Penal o encauzar desde Derecho Administrativo. Independientemente de que en Zaragoza haya más o menos casos de ocupación hay que atender los que haya.

Es lo que hemos hecho a través de un convenio con el Colegio de Abogados de Zaragoza. Una colaboración que creo que está funcionando de forma muy satisfactoria gracias a los compañeros del colegio que están llevando ese servicio en el día a día. Y que nos han demostrado dos realidades que demuestra como la ocupación ilegal de viviendas sí que era un problema en la ciudad.

Un problema cuantitativo, pero sobre todo cualitativo. Los datos nos indican que casi todas las consultas, en torno al 75%, se centran en los tres, cuatro distritos con la renta per cápita más baja. Se está ayudado a propietarios y comunidades de propietarios que precisamente tienen menos recursos económicos. Y no solo lo hacen los compañeros que están en el convenio, sino que una vez el caso se judicializa, acuden al Colegio para que, a través del sistema de justicia gratuita, se pueda seguir adelante en los juzgados. Había un problema que incidía en las personas con menos renta que veían como su casa se ocupaba y no tenían un medio para asesorarse y luego defenderse.

Y, por otro lado, una de las cosas sobre la que había duda era sobre el número de casos. Si uno atiende a que Zaragoza es una ciudad con poca vivienda vacía respecto a otras ciudades de su dimensión y atiende a que el peso de esa vivienda no incide tanto como en toras ciudad, podemos concluir que sí que había un problema y hemos sensibles de saber atenderlo.

Otro de los asuntos de actualidad urbanística viene con el campo de La Romareda. Se realizaron varias sesiones de trabajo para ver donde se ubicaba el nuevo campo… Como interlocutor de cara a que Zaragoza sea una de las sedes del Mundial 2030, ¿qué podemos aportar con el campo que tenemos?

Estamos muy contentos de las sesiones que realizamos porque pocas veces se ha escuchado tanto a la sociedad civil para tomar una decisión como era donde ubicábamos el campo de futbol de la ciudad.

Al final el campo de La Romareda se queda en el mismo sitio porque influye mucho que el proyecto económico sea viable. Y para que alguien que tenga que hacer una inversión de entre 120 y 140 millones de euros, evidentemente le han de salir los números. Para que salgan esos números, el modelo de explotación ha de influir en el modelo de financiación.

Y ese modelo de explotación supone que el campo de futbol permita usos como los que tienen los campos modernos: un área de hospitality, que se puedan celebrar reuniones de empresas, restauración, la tienda del club, en definitiva, que haya vida cotidiana y no sólo los días de partido.

Estoy contento como ha salido el proceso de escucha porque pasó por ahí toda la sociedad civil aragonesa y los colegios profesiones. Ahí estuvo el Colegio de Abogados de Zaragoza que aportó una visión muy interesante. Si Zaragoza no tiene hoy un nuevo campo de futbol es porque fundamentalmente ha habido problemas jurídicos en proyectos anteriores.

Ahora estamos en el punto de definir el proyecto. Estamos trabajando el Ayuntamiento de Zaragoza, por propiedad, y por una cuestión de uso, el Real Zaragoza. Pronto, muy pronto, en no más de tres meses habrá novedades con respecto a lo que tiene que ver con el proyecto. Creo que ya será imparable el caminar a un nuevo campo de futbol, por varias razones.

2030 está muy cerca…

Esa es una de las razonas. Es la fundamental. Tenemos un Mundial de futbol y el calendario marca que para el 30 de septiembre, Zaragoza tiene que haber preparado toda la documentación para presentar la candidatura. En octubre, la Federación puede pedir a las ciudades que optan a ser sede, subsanaciones. Y a lo largo de noviembre, la Federación Española de Fútbol indicará qué ciudades serán sede del mundial.

Esto significa que si Zaragoza va a estar en esa carrera, necesitamos un campo de futbol, como mínimo, terminado en 2029. Una de las exigencias de FIFA es tener el campo terminado como mínimo un año antes. Si miramos el calendario, la construcción de un campo de fútbol, sobre todo como se trata de hacer con La Romareda, que hay que echarla abajo y construirla sobre la existente, trabajando a la vez con que el Real Zaragoza tiene que jugar, etc. Nos damos cuenta de que hay que empezar las obras en 2024. Esto exige que a lo largo de 2022 haya un proyecto básico, que en los primeros seis meses del 23 haya un proyecto, una tramitación de todo tipo, licencias, planeamientos urbanísticos, etc. Por lo tanto, no nos sobra el tiempo.

¿Y la financiación? También es necesaria para que el proyecto se realice…

Es otra etapa. Hay que ser ordenado, hay una cosa que creo que explico y no se entiende bien, pero los compañeros abogados sí que lo van a entender: la transparencia consiste en que todo lo que haces lo puedas contar. Lo que no quiere decir que todo lo que haces haya que contarlo en tiempo real.

¿Por dónde pasa la organización urbanística de Zaragoza? Ha de conjugarse factores como zonas verdes, servicios, transporte…

Las obras son un tostón, perdón por la expresión. Continuamente pido perdón por las obras, son molestas, hay mucho ruido, polvo… Hacía mucho tiempo en el que no se arreglaban calles en la ciudad y no se acometían proyectos de cierta envergadura. Esto ha hecho que ahora estemos especialmente sorprendidos por que tenemos la ciudad llena de obras, por eso apelo a la paciencia de los ciudadanos y a que tengan la confianza en que, sus calles y zonas en las que viven y están sufriendo las molestias de las obras, van a quedar muchísimo mejor.

Y el ejemplo de estos problemas es la plaza de Salamero. No puedo pedirles más veces perdón y paciencia. Pero también a que confíen en que va a ser un espacio magnifico e infinitamente mejor de lo que era.

Respecto a los planes de la ciudad, a los que tenemos ahora la responsabilidad de pensar en las ciudades del futuro, lo primero que hemos de tener bien claro es que su desarrollo no ha de basarse en el crecimiento por el crecimiento. Zaragoza tiene un ritmo de crecimiento poblacional del 0,3% y eso hace que si abres la ciudad a grandes desarrollos urbanísticos en la periferia, vas a hacer que el centro urbano, la ciudad consolidada, los barrios tradicionales, poco a poco se vayan a ir despoblando. Llevo tiempo diciendo que las ciudades ya sufrimos despoblación, no es solo un fenómeno del medio rural. Todos tenemos en nuestro entorno amigos, familiares, que eligen irse a Madrid a estudiar, a trabajar, a iniciar una etapa de la vida. Las ciudades hemos de trabajar y hacernos atractivas para que esto no ocurra.

En estos tres años hemos demostrado varias coas: ser tranquilos con grandes desarrollos y atender a las necesidades que ya teníamos. Un ejemplo es Arcosur, nos hemos centrado en obras de urbanización, en crear depósitos de agua, no había agua para seguir creciendo y no había posibilidad de dar más licencias porque corramos el riesgo de que no tuvieran agua. Hemos intentado avanzar con cierto criterio y prudencia en la peatonalización de la ciudad y desarrollar áreas conocidas como supermanzanas. Lo hemos intentado, en algunas hemos fracasado porque no conseguimos la mayoría política. Como en Universidad. Se planteó hacer un espacio pacificado desde la plaza de San Francisco hasta Volante de Hungría y desde el Campus universitario hasta Fernando el Católico, pero no obtuve la mayoría política. Y si no obtengo mayoría en el salón de plenos, no sigo adelante. Es una convicción muy arraigada en saber que el poder ejecutivo de un gobierno no está en el equipo de gobierno sino en el salón de plenos, en la mayoría de sus concejales.

¿Quedan unos meses para las elecciones, a modo de balance, de qué proyecto está más orgulloso? ¿Y cuál es la espinita que le queda clavada?

Hemos desatascado muchos proyectos, sobre todo la prolongación de Tenor Fleta, un proyecto del que todo el mundo hablaba pero que llevaba años esperando, el soterramiento de las líneas de alta tensión que llevaban tiempo pidiendo los vecinos de Parque Venecia, también ahí y en Arcosur hemos realizado un proyecto de guardería. Es difícil elegir un proyecto porque te quedas con todos aquellos en los que en cada barrio han contribuido a que los vecinos tengan aquello que deseaban o reivindicaban.

Esto en cuanto a realidades, en cuanto a proyectos, del que más satisfecho estoy es haber sido capaz de iniciar el proyecto del rio Huerva. Un proyecto del que tuve el empeño de aunar el máximo consenso político posible y por eso lo llevé al salón de plenos y conseguí la unanimidad. Cuando empiece a arrancar y esté terminado en los próximos dos, tres años, cambiará Zaragoza tanto o casi tanto como en su día lo hizo, con motivo de la Expo, la recuperación de las orillas del Ebro. La relación que la ciudad tiene con el rio Huerva es mejorable y bajo los criterios de sostenibilidad, biodiversidad, hacer zonas verdes para peatón, se puede hacer que la ciudad sea más amable. Esta es una de las herencias que me gustaría poder decir “nosotros empezamos el proyecto del rio Huerva”.

¿Y la espinita?

Espinitas hay muchas. Probablemente una es no haber podido avanzar en el proyecto de la integración del Campus de San Francisco en la ciudad, un proyecto con el que hablamos mucho con la Universidad de Zaragoza. Pero es un gobierno en minoría y al final este proyecto cayó. Y creo que es una de las espinitas, no haber conseguido esa confluencia, derribar los muros de la universidad, hacer una zona verde potente, peatonalizar y pacificar el tráfico. Es una zona de la ciudad que habría que tratar desde otro punto urbanístico, que no sea sólo en la que muchas personas, estudiantes y Erasmus van a vivir durante cuatro o cinco años y que pudieran tener algo más que acceder a su facultad o ir al Tuno. No teníamos mayoría y yo he sido muy respetuoso con eso. Si no hay mayoría de concejales que lo avala, no he seguido con ningún proyecto. Me ha parecido mucho más democrático y sensible a la realidad no seguir con aquellos proyectos que no tenían la mayoría.

¿Dentro de cuatro meses, volverá a la Abogacía o seguirá en la política?

Es una posibilidad. La verdad es que echo mucho de menos a la Abogacía. Quien me lo iba a decir, echo de menos la Sala, se lo cuento a algún juez o magistrado con los que me encuentro y suscita cierta sonrisa. La Abogacía, después de tantos años, imprime carácter, es sacramental.

¿Y seguirá cuatro años más en el Ayuntamiento?

No lo sé, con absoluta sinceridad no tengo ni idea de que voy a hacer de aquí hasta que haya que tomar la decisión. Si que tengo una tranquilidad y es que los que vinimos de la sociedad civil a la política tenemos el mismo camino de vuelta que tuvimos de ida. Esto da mucha tranquilidad y te hace libre para tomar decisiones.