El decano Marceliano Isábal, Adalid del derecho aragonés
Texto: José Ignacio López Susín

Tal vez Marceliano Isábal haya sido uno de los colegiados que durante más tiempo han desempeñado el cargo de decano del Colegio de Abogados de Zaragoza. Se incorporó en 1868 con el número 240, abriendo despacho en la calle Mayor, 51 y trasladándose luego al Paseo Independencia 21, donde estaba al menos en 1882. Fue pasante en sus primeros años de Luis Franco y López, y seguramente de él aprendió mucho de lo que sabía de nuestro derecho foral.

A su vez, él, tuvo entre sus pasantes a Emilio Serrano Alconchel, Galo Ponte Escartín, Enrique Isábal Pallarés (su hijo), Joaquín Poza, Mariano Sánchez Gastón, Francisco Galiay Sarañana, Antonio Rais y Manuel Pinillos Serrano.

Como decano del Colegio de Abogados se adhirió el 16 de julio de 1923 al proyecto de Mancomunidad aragonesa en carta dirigida a Gaspar Torrente.[1]

Se decía de él que ajustaba al máximo las minutas, que “su bufete estuvo abierto siempre a los humildes, a quienes defendió en múltiples ocasiones cuando sufrían las vejaciones del caciquismo incivil”[2] y que a los clientes solía decirles “No consiste el acierto en que tengas razón, sino en que te la den los demás”.

Se cuenta que su último informe ante la Sala de lo Civil de la Audiencia Territorial (actual Tribunal Superior de Justicia) lo hizo cuando contaba con 83 años (había nacido en 1845). Se trataba de un interdicto en el que se veía un recurso contra una sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Boltaña en el que era demandada la Hidroeléctrica Ibérica de Bilbao. La crónica de Rudesindo Nasarre en La Voz de Aragón (13 de noviembre de 1928) bajo el título “Informa el maestro” dice:

Marceliano Isábal. Óleo de Mariano Oliver Aznar (1926). Colegio de Abogados de Zaragoza.

[1] El Ebro. Revista aragonesista. Agosto de 1923.
[2] VALENTÍ CAMP (1931).

El cartapacio, donde lleva los apuntes del pleito, permanece sin abrir durante toda su oración. Es admirable el alarde de memoria que hace recordando incidentes del pleito, hasta fechas que interesan conocer y recordar para la resolución del asunto… Su informe dura cerca de una hora y no se advierte en el orador la menor fatiga.

Y, por cierto, la Sala dio la razón a Isábal.

Fue decano del Colegio de Abogados de Zaragoza desde 1912 hasta su muerte en 1931 cuando era el número 1 de ejercicio colegial[3]. Anteriormente desempeñó varios cargos como Diputado en la Junta[4].

Caricatura de Isábal realizada en 1926 por Sanz Lafita

Su vocación y su profunda fe en el derecho quedan resumidas en su pensamiento recogido por Santiago Valentí al que dijo que[5]:

…el remedio para los agudos males de España había de consistir en limitar el poder de la cogulla y el pretorianismo, y que el único camino de redención había de ser el convencer a las gentes de que sólo afirmando el Derecho se afianzarán las conquistas de la civilización occidental.

Cuando se acerca el centenario de un acontecimiento fundamental para el Derecho aragonés como fue la promulgación del Apéndice al Código civil español, es oportuno reconocer a quien fuera su principal artífice, el jurista Marceliano Isábal, por más que no quedara especialmente satisfecho de su resultado. En el fondo él sabía que se trataba de eso o nada, que el momento era único y que lo poco que quedaba de nuestros fueros solo podía pervivir así.

Si esto ocurría a finales de 1925, dos años después vería la luz su verdadero testamento jurídico, la obra Exposición y comentario del Cuerpo Legal denominado “Fueros y Observancias del Reino de Aragón” derogado por el vigente Apéndice al Código civil español.

La promulgación del Apéndice en 1925 conllevó la celebración de actos solemnes, además de su nombramiento como Decano honorario del Colegio de Abogados de Zaragoza, y también del Colegio Notarial, así como hijo predilecto de Zaragoza, también las tres Diputaciones provinciales le concedieron el título de hijo ilustre de Aragón en 1926[6].

Con motivo de la promulgación se preparó en Zaragoza un acto de homenaje que se iba a celebrar el 6 de febrero de 1926, en el que, impulsado por la Diputación Provincial, participaron en su organización otras instituciones, como la Universidad o la Audiencia Territorial.

[3] BERGUA CAMÓN, Jesús. Prólogo a la edición facsímil llevada a cabo por el Colegio de Abogados de Zaragoza en 1987 de Exposición y comentario…
[4] LACADENA BRUALLA, Ramón (1951).
[5] VALENTÍ CAMP (1931).
[6] Todos los títulos le fueron entregados tanto a él como a Vicente Piniés en el acto de homenaje celebrado el 6 de febrero de 1926. El Noticiero, 7 de febrero de 1926.

Isábal y el derecho aragonés

Sin duda fue el derecho aragonés el gran proyecto intelectual de su vida y como fuerista ha sido calificado por numerosos autores, entre otros por el Marqués de La Cadena en su necrológica.[7]

Intervino decisivamente en el Congreso de jurisconsultos aragoneses y sus intervenciones llevaron a Costa a citarle en su libro dedicado al Congreso como “uno de los abogados de más vasta cultura jurídica de España”.[8]

Isábal fue primero vicepresidente[9] y más tarde, desde 1906, presidente, de la Academia Jurídico Práctica Aragonesa. Ejerció como vocal de la Comisión de codificación desde en febrero de 1919,[10] y en ella fue pieza fundamental para la elaboración del Apéndice del derecho foral de Aragón al Código civil, de 1925.

Isábal había sido un ferviente republicano, primer director en 1872 de La República, diario democrático federal de la tarde[11]. Durante el sexenio democrático, tras el triunfo de la Revolución de 1868 fue designado como responsable de la política del Ministerio de Gobernación y Gobernador Civil de Teruel (1873). Fue diputado provincial por el distrito de La Seo en 1871 y varias veces diputado en Cortes (la primera en 1872, cuando sólo contaba con 27 años) por el partido de Borja, y de nuevo por ese partido en 1873, por el de La Almunia en 1901 y por el de Zaragoza en 1905. También fue elegido concejal del ayuntamiento de Zaragoza en 1877, así como diputado provincial.

Durante la Primera República Castelar lo nombró jefe de política en el Ministerio de la Gobernación, siendo ministro Eleuterio Maissonave.

Su interés por la cultura le llevó a ser presidente del Ateneo de 1882 a 1885 y posteriormente su secretario[12] y formar parte de la junta de la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País como censor entre 1892 y 1895[13].

Fue también presidente de la Sociedad de estudiantes (1868),[14] vocal de la Junta de beneficencia (1875),[15] secretario del Consejo de administración del ferrocarril del Canfranc (1888),[16] vocal supernumerario del Banco de Crédito de Zaragoza (1888),[17] presidente del Consejo de Administración de la Sociedad Los tranvías de Zaragoza (1888),[18] presidente de la sociedad Minas y Ferrocarril a Utrillas (1900)[19] y presidente del Sindicato de viticultores (1914),[20] entre otros cargos. Pertenecía también a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid. Le nombró la Universidad de Zaragoza catedrático honorario de la Facultad de Derecho (1926).

Reacciones a su muerte[21]

Todos los periódicos aragoneses glosaron su figura tras su fallecimiento. Heraldo de Aragón ocupó sus dos primeras páginas del día siguiente[22] con un extenso reportaje y declaraciones de personalidades como Gil Gil y Gil, Emilio Serrano Alconchel, decano interino del Colegio de Abogados, Mariano Baselga o José María García Belenguer. También fuera de Aragón se hicieron eco de su muerte, así la La calle. Revista gráfica de izquierdas, que le dedicó 2 páginas, firmadas por Santiago Valentí, una de ellas ocupada por un gran retrato de Isábal.

El Colegio de Abogados convocó en 1931 un concurso para que se realizara la biografía de nuestro personaje, con un premio de 1.500 pesetas y la publicación de la obra, que no nos consta se haya llevado a cabo.

También se convocó por el Colegio Notarial el Premio Marceliano Isábal[23] para los estudiantes que se licenciaran ese año. Un premio un tanto curioso porque se trataba de una especie de examen en el que los inscritos deberían realizar en un plazo de 8 horas un “comentario escrito de un párrafo de la obra del ilustre decano honorario, publicado a raíz de la promulgación del Apéndice Foral”. Los aspirantes podían consultar todo tipo de bibliografía. El premio consistía en el abono de los gastos de la licenciatura.

El 3 de enero de 1926, una junta extraordinaria del Colegio de Abogados de Zaragoza “para tornar acuerdos relacionados con la aprobación del Apéndice Foral Aragonés” a la que asistieron representantes del Ayuntamiento de Zaragoza, las tres diputaciones provinciales, el Colegio Notarial y la Audiencia Territorial acordó la convocatoria del “Premio Isábal” a partir de 1927 y con carácter quinquenal para “trabajos sobre Derecho Aragonés”.[24]

[7] COSTA (1883: 63): La libertad civil y el Congreso de jurisconsultos aragoneses. Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación.
[8] Diario Mercantil de Zaragoza, 6 de abril de 1889.
[9] Heraldo de Aragón, 5 de febrero de 1919.
[10] Fernández Clemente y Forcadell Álvarez (1979).
[11] El Diario de Zaragoza, 31 de octubre de 1866.
[12] La Alianza Aragonesa, 7 de noviembre de 1892.
[13] El Diario de Zaragoza, 14 de octubre de 1868.
[14] Diario de Avisos de Zaragoza, 26 de enero de 1875.
[15] La Derecha, 18 de agosto de 1888.
[16] La Derecha, 2 de marzo de 1888.
[17] La Derecha, 17 de febrero de 1888.
[18] El Mercantil de Aragón, 15 de marzo de 1900.
[19] La Crónica, 26 de diciembre de 1914. Es probable que el origen de Cariñena de la familia de su esposa tenga que ver con este cargo.
[20] El Ayuntamiento de Zaragoza lo ha incorporado a la “Ruta de personajes ilustres” del Cementerio de Torrero. Manzana 000A. Fila 02. Número 0125. Sin embargo, a diferencia de otros personajes carece de cartela o texto explicativo.
[21] Heraldo de Aragón, 4 de marzo de 1934.
[22] El Noticiero, 12 de marzo de 1931.
[23] El Noticiero, 5 de enero de 1926.
[24] Heraldo de Aragón, 20 de diciembre de 1933.

La Comisión de Hacienda de la Diputación Provincial de Zaragoza[25] propuso en 1933 la creación de un Timbre Provincial (“póliza”), indispensable para la presentación de escritos ante esa institución, con las efigies de Joaquín Costa, Santiago Dulong, Marceliano Isábal y otros republicanos aragoneses.

Con motivo del aniversario de su fallecimiento, en 1932, se llevaron a cabo diversos actos, en los que se descubrió una lápida con la leyenda “Zaragoza al ilustre abogado aragonés don Marceliano Isábal y Bada. 1931” en el Coso 82 (hoy 66)[26] donde había vivido, que contó con gran afluencia de público, se depositó una corona de flores ante su tumba y se llevó a cabo un acto académico en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, en el que impartió una conferencia Juan Moneva[27].

Este es el personaje que hemos querido dar a conocer con la publicación del libro Marceliano Isábal y su Diccionario del Derecho Aragonés, con ocasión del centenario del Apéndice y que publicado por COLEX-Aladrada-Rolde de Estudios Aragoneses, con la colaboración del Colegio de Abogados de Zaragoza, mereció una Mención especial del “Premio Vidal de Canellas 2024” convocado por la Cátedra de Derecho Civil y Foral de Aragón de la Universidad de Zaragoza.

Heraldo de Aragón, 4 de marzo de 1932.

[25] Heraldo de Aragón, 20 de diciembre de 1933.
[26] Por desgracia esa placa no se conserva.
[27] Heraldo de Aragón, 4 de marzo de 1932, La Voz de Aragón, 2 y 4 de marzo de 1932.

Bibliografía citada

CASTÁN PALOMAR, Fernando (1934): Aragoneses contemporáneos. Diccionario biográfico. Zaragoza, Ediciones Herrein, 1934, págs. 255-258.

CASTÁN VÁZQUEZ, J. M.ª (2002: 39-40): “Notas sobre la visión de la jurisprudencia en los juristas aragoneses del siglo XIX”, en Homenaje a Lorente Sanz. Zaragoza, Academia Aragonesa de Jurisprudencia y Legislación.

Enciclopedia Jurídica Española (1912-1959): Tomos I a XXX. Barcelona, Fracisco Seix, editor.

DELGADO ECHEVERRÍA, Jesús (1997): Los Fueros de Aragón. Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón.

DIESTE JIMÉNEZ, Manuel (1869): Diccionario del derecho civil aragonés. Madrid, Imprenta de Manuel Minuesa.

FERNÁNDEZ CLEMENTE, Eloy y FORCADELL ÁLVAREZ, Carlos (1979): Historia de la prensa aragonesa. Zaragoza, Guara editorial.

LACADENA BRUALLA, Ramón (1951): “Un abogado: don Marceliano Isábal”, en Anuario de Derecho aragonés. Tomo V. Años 1949-50. Zaragoza, Estudios de Derecho Aragonés-Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

LACADENA BRUALLA, Ramón: Vidas aragonesas (1972: 291-307). Zaragoza, Institución Fernando el Católico.

LÓPEZ SUSÍN, José Ignacio (2004): Gente de leyes. El derecho aragonés y sus protagonistas. Biblioteca Aragonesa de Cultura. Zaragoza, Ibercaja-Institución Fernando el Católico.

LÓPEZ SUSÍN, José Ignacio (2024): Marceliano Isábal y su “Diccionario del Derecho Aragonés”. La Coruña-Zaragoza, COLEX, Aladrada ediciones, Rolde de Estudios Aragoneses.

LORENTE SANZ, José (1976): “Juristas aragoneses”, en Libro de Aragón. Zaragoza, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja.

SANCHO SERAL, Martín Luis (1931: 65-66): “Don Marceliano Isábal Bada”, en Revista de Derecho Privado, 210. Madrid.

VALENTÍ CAMP, Santiago (1931): “Figuras cumbre: Marceliano Isábal”, en La calle. Revista gráfica de izquierdas, núm. 5, 13 de marzo. Barcelona.