Poema inédito para amigos del Colegio de Abogados de Emilio Gastón. 2017
Estoy en otro mundo de mi calle,
en una fantasía de ciudad,
ninguna casa, ocho de la mañana.
He despertado de unos sueños barbudos
alucinantes, vagos de mi mismo.
Intemporales, y mutantes, muy atractivos, eso sí.
En el colegio de Abogados mantienen reuniones.
Me introduzco con toda normalidad por las jurídicas estancias
por corredores y pasillos
de compañeros salutantes…
y lo constato: debo ser importante.
Un alto miembro de Junta de Gobierno
para el coloquio indefinido
de la razón de “la razón o la justicia”.
Se pasaba mi turno de intervención y finaba mi plazo.
Pero mi amigo cojo me animaba restándole importancia
a mi quebrantamiento de los tiempos
sencilla falta formalista era, según me dijo.
Un juez benevolente sonreía;
los pájaros pasaban por los cristales de los miradores
yo asumía, con sorna, mis despistes, como una distracción connatural.
La institución seguía funcionando.
El mundo continúa irresponsable…
y yo preparo mi jubilación.
Y la Justicia -no sé dónde ni adonde-
llega tarde.