Antonio Morán Durán
Decano del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza

Quizás la Abogacía debió surgir cuando los individuos acordaron organizarse en sociedad y proveerse de reglas para mantener la convivencia. Conocer esas normas, escritas o no, y poner ese conocimiento a disposición de los demás es la esencia de nuestra profesión.

Tan larga historia ha dejado numerosas huellas en nuestra cultura. Y una huella esencial, con el devenir de los siglos, fue la constitución de agrupaciones de abogados, actualmente los colegios profesionales.

Aragón, tierra de antigua y brillante tradición en el ámbito jurídico, se distinguió en su momento por ser testigo del nacimiento de lo que, hoy en día, es el colegio de abogados más veterano de España: el nuestro.

Más de seiscientos años tenemos como bagaje histórico; y en este 2024 hemos celebrado el 625º Aniversario con la colaboración de numerosas personalidades e instituciones. Nuestro agradecimiento a todos ellos.

Hemos podido editar la excelente obra “La Cofradía de Abogados de San Ivo de Zaragoza” coordinado por Alberto Montaner y Francisco Alfaro y escrito, además, por Demelsa Ortiz y nuestro compañero Daniel Bellido Diego-Madrazo. Lo anterior fue posible a partir del monumental estudio que este último realizó durante años sobre el origen y trayectoria de la corporación.

Igualmente hemos podido exponer una muestra de nuestras pequeñas joyas documentales y artísticas en la sede del Patio de la Infanta e, incluso, mostrar en el Paseo de la Independencia una colección de imágenes referidas al Colegio. Y añádase a lo anterior la celebración de un buen número de conferencias sobre interesantes temas del ámbito jurídico.

Pero durante estos meses no solo hemos venido mostrando el acervo patrimonial de nuestra institución, sino que hemos querido recordar que estos bienes materiales que conservamos son poco si lo comparamos con el patrimonio inmaterial.

Nuestro más preciado legado es la permanente vocación que atesora cada uno de los abogados de esta corporación en mantener vivo su compromiso de defensa de los derechos de nuestros conciudadanos. Lo anterior tiene un valor incalculable.

La larga trayectoria de la abogacía -y la conmemoración de esta efeméride- supone una confirmación pública de esta vocación de defensa de los valores que nos proporciona el Derecho: la defensa de la libertad, de la igualdad y de la justicia, con sujeción a los principios constitucionales de un Estado social y democrático.

Antonio Morán Durán

Un cordial y afectuoso saludo.