“El Justicia de Aragón es una institución de persuasión; su fuerza radica en la solidez de los argumentos y en la autoridad del ejercicio independiente”
“El Justicia de Aragón es una institución de persuasión; su fuerza radica en la solidez de los argumentos y en la autoridad del ejercicio independiente”
Concepción Gimeno es la primera mujer que ostenta el cargo de Justicia de Aragón, uno de los más emblemáticos de la comunidad aragonesa y su tercera autoridad. La carrera judicial de Gimeno comenzó en 1993 y fue en 1999 cuando tomó posesión en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº11 de Barcelona como magistrada. En el año 2005 se incorporó al Juzgado Contencioso-Administrativo nº4 de Zaragoza en el que ha ejercido hasta su nombramiento como Justicia de Aragón. Una elección por consenso, sin votos en contra, 58 de los 67 diputados avalaron su nombramiento en las Cortes de Aragón. Ha sido también portavoz de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia.
¿Cómo están siendo estas primeras semanas como Justicia de Aragón?
El primer mes como Justicia de Aragón ha sido muy enriquecedor. He sentido el cariño y la estima de los aragoneses y también el respeto y reconocimiento por parte de las instituciones. Además, en estas semanas ya he tenido ocasión de entrar en contacto con las quejas y las inquietudes de ciudadanos particulares y también de colectivos vulnerables como mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, mujeres gitanas, madres solas y sin recursos, o mujeres que han vivido en la calle la mayor de sus vidas.
¿Qué sintió cuando le propusieron ostentar este cargo?
El honor más grande que se pueda imaginar.
¿Qué retos se ha planteado en esta etapa?
Lo dije en mi discurso de investidura; me preocupan especialmente los colectivos más vulnerables en todas las áreas en las que sus derechos puedan verse afectados. Igualmente, me he comprometido a corto y medio plazo a elaborar un informe especial sobre salud mental y quiero reforzar la presencia de la institución en el territorio.
La Justicia recibe quejas, consultas de todo tipo, ¿en qué aspectos le gustaría poner el foco?
Las inquietudes de la sociedad van orientando el camino y, en este sentido, en el Justicia de Aragón debemos estar atentos. Cada vez son más y por muchas razones, las personas y colectivos que, aún sin estar en ninguna estadística, en ninguna de las categorías que manejamos habitualmente, podrán entenderse incluidos en tales grupos. La institución evolucionará tal y como los tiempos lo demanden.
Tiene una larga carrera en la judicatura como magistrada, ¿qué puede aportar esta experiencia a su nuevo puesto como Justicia?
Mi experiencia en la Judicatura me ha permitido comprender que el Derecho Público mantiene siempre un equilibrio entre la necesidad de la administración de garantizar los intereses generales y salvaguardar los derechos de los ciudadanos. También me ha permitido percibir la tensión que ese necesario equilibrio viene a generar en la práctica. Es en estos conflictos donde hasta ahora he desarrollado mis funciones, analizando el origen, la causa, su desarrollo y efectos y sus posibles soluciones, y he intentado hacerlo siempre con profundidad, con estudio, con exhaustividad, con cercanía a los problemas y proximidad a los ciudadanos y también a la administración, con el fin de plasmar el derecho adecuándolo a la realidad de cada caso, de cada matiz, de cada persona. Este haber es lo que voy a aportar en mi nueva responsabilidad como Justicia de Aragón.
Como titular del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº4 de Zaragoza ha tenido que vigilar por la legalidad de la actividad que hacen las administraciones, en cierta medida el Justicia también ejerce de control de las administraciones, ¿cómo se puede ejercer ese trabajo de control?
El Justicia de Aragón es una institución de persuasión; su fuerza radica en la solidez de los argumentos y en la autoridad que le confiere el ejercicio independiente de sus funciones. Desde esta perspectiva, el trabajo de control externo se realiza con base a la colaboración entre las administraciones, el principio de legalidad y el análisis del caso concreto. El Justicia carece del poder resolutor de las magistraturas de decisión, por eso, necesita la intervención de la autoridad correspondiente para dar solución a los problemas. Teniendo esto en cuenta, cuando el Justicia comprueba que ha existido una actuación irregular, puede formular a los organismos y autoridades afectados advertencias, recomendaciones, sugerencias y recordatorios relativos a sus deberes legales.
Desde que existe la institución, usted es la primera mujer que ostenta este cargo, un hecho que la hará pasar a la historia ¿es un reflejo de los cambios que se viven en la sociedad?
Absolutamente. Hace años que la sociedad aragonesa viene transmitiendo su deseo de hacer efectivo el derecho de igualdad de la mujer en el acceso a las responsabilidades públicas y cada vez son más y en más sectores las mujeres que acceden a cargos de responsabilidad. Estoy segura que la sociedad no cejará en su tesón por seguir desarrollando este derecho en todos los ámbitos.
¿En el mundo de la Judicatura, se está superando el conocido como “techo de cristal?
Se van dando pasos, pero la evolución es lenta. Cuando yo aprobé la oposición hace más de 30 años, ya éramos más mujeres que hombres en el acceso a la Judicatura y en la última entrega despachos, en febrero de este año, de los 160 jueces y juezas, 119 eran mujeres. En los puestos de máxima responsabilidad todavía no se aprecia esta proporción.
Su predecesor, Ángel Dolado recuperó la figura del Lugarteniente, ¿seguirá presente esta figura durante su mandato como Justicia?
La figura está recogida en la Ley del Justicia como una posibilidad, pero en mi equipo no está contemplada. La estructura de trabajo que me ha parecido más adecuada se asienta en tres pilares: el asesor-jefe, para la coordinación general de la dimensión jurídica de la institución y la gestión de las quejas, la secretaría general, responsable del régimen interior, personal, administración y servicios y la dirección del gabinete y la comunicación, con competencias en las relaciones institucionales y en la proyección externa de la Institución.