Siendo nuestro compañero David Burgos coordinador del Servicio de Orientación Penitenciaria, propuso en la Asamblea del servicio celebrada el 25 de noviembre pasado, solicitar a la Junta de Gobierno del ReICAZ la concesión de algún reconocimiento a los funcionarios de prisiones don Manuel Becerril Polo (Manolo) y don Rafael Aparicio Palomar (Rafa).

Ambos, tras recibir la placa de reconocimiento de nuestro Decano, realizaron una breve intervención en la que, tras agradecer al ReICAZ el reconocimiento que se les otorgaba, expresaron lo que, en el tiempo en el que desempeñaron su trabajo en los Centros Penitenciarios de Zuera y Daroca, había supuesto la prestación del servicio de orientación a los presos y presas y la relación de la institución, la que ellos fomentaron, con el SOP y sus integrantes.

Destacaron que el servicio, prestado por las compañeras y compañeros durante un largo periodo de tiempo sin retribución, había supuesto la garantía de “la cobertura jurídica de aquellos penados que, por su situación y su carencia de recursos económicos, no pueden acceder libremente al despacho de un abogado” añadiendo que “es muy importante para las personas privadas de libertad en situación de vulnerabilidad económica y social, tener a su disposición un servicio gratuito que le permita defender sus derechos por profesionales con la adecuada garantía y solvencia.”

Destacaron igualmente que “la labor de las letradas y letrados del SOP no se ha limitado a las visitas semanales a los Centros, también se han celebrado charlas informativas en relación con reformas legislativas importantes y se han formulado propuestas de mejora de la actividad penitenciaria como, por ejemplo, la que dio lugar a la aprobación por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Protocolo de Ingreso Directo en Medio Abierto”.

En cuanto a su relación con el servicio, recordaron que en su etapa como responsables en Instituciones Penitenciarias su “modesta contribución no podía ser otra que la de facilitar la labor de las letradas y letrados en el ejercicio de un servicio social público y gratuito, para que se prestara en un régimen de plena confianza y colaboración, y la de habilitar las dependencias más adecuadas para la comunicación personal y reservada de los internos con los profesionales. Siempre fue una prioridad mantener una relación fluida con la Coordinación del Servicio e intentar salvar todas las dificultades que en su ejercicio pudieran presentarse. Y así lo transmitimos siempre a nuestros equipos directivos a quienes debemos también hacer extensivo este reconocimiento”.

Por parte de las integrantes del servicio corroboramos que ello fue así , de ahí la propuesta de concesión de las distinciones. La total y fluida colaboración entre Instituciones Penitenciarias y el SOP quedó patente, tal y como recordó Rafael Aparicio, con el otorgamiento, en el año 2018 al SOP de la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario, a propuesta del Centro Penitenciario de Daroca, siendo Director del mismo don Ángel Salvo, por su importante contribución a la mejora de la actividad penitenciaria.

Ninguno quiso terminar su intervención sin recordar con emoción a nuestra compañera Rebeca Santamalia, con la que, como coordinadora del SOP, habían mantenido estrecha y cordial relación profesional; como ya había hecho Rafael, en el año 2019, en su intervención en el acto de reconocimiento a nuestra compañera.

El porqué́ de la propuesta de reconocimiento a Manuel y Rafael, por parte del SOP a la Junta de Gobierno del ReICAZ, hay que buscarlo en la historia del SOP: nuestro Colegio fue pionero en la implantación, en el año 1996, de un servicio de orientación penitenciaria, que con el compañero Pedro Santisteve como impulsor y primer Coordinador, y el apoyo total de Carlos Carnicer como decano, empezó siendo prestado por voluntarios y voluntarias.

La novedad del servicio, unido a que en ese momento pocos colectivos ajenos a la institución accedían a las prisiones, supuso que los primeros años del SOP vinieran marcados por una actitud de recelo por parte de Instituciones Penitenciarias y un sector de los funcionarios de prisiones, que desconfiaban del papel del SOP, lo que llevó a algunos conflictos.

El momento de tensión más señalado se produjo en la prisión de Daroca. Había que pasar todos los días por el detector de metales y estaba programado con especial sensibilidad. Era una cuestión que venía con especial dedicatoria, porque otros profesionales que trabajaban en prisión no eran sometidos a esta práctica. Hay que tener en cuenta que, entonces, en prisión entraba muy poquita gente. En eso también fuimos pioneros/as.

El conflicto se fue enquistando hasta 2004, fecha en que fue designada como directora general de IIPP Mercedes Gallizo que, a su vez, designó como Director de la prisión de Daroca a Manuel Becerril, médico que venía trabajando en la prisión de Zuera.

A partir de ese día, la relación con los funcionarios de prisiones de Daroca se normalizó y la colaboración fue la nota dominante en nuestras relaciones con la prisión. Manuel ya era conocido por el servicio y es conocida una anécdota, que a él no le gusta contar, sobre el nombre con el que le conocían los presos, primero de la zaragozana prisión de Torrero y luego de Daroca.

Los presos, como pasa también en otras instituciones sociales “cerradas”, buscan apodos para los funcionarios, habitualmente de carácter ofensivo. Si embargo, el apodo con el que los presos denominaban a Manuel era el de “Manuel el Humano”, lo que dice mucho de su compromiso, desde su posición de médico, en la defensa de un trato más amable y bondadoso hacia las personas encarceladas.

Manuel, tanto cuando era subdirector médico de la prisión de Zuera, como cuando era Director de la de Daroca, e incluso cuando le llamaron hacia más altas responsabilidades, siempre estuvo dispuesto a colaborar con el SOP y, en general, con la abogacía aragonesa y siempre con un alto grado de compromiso hacia la defensa de los derechos de las personas privadas de libertad.

Rafael Aparicio, con igual compromiso, pasó a sustituir a Manuel en su labor como Director del CP de Daroca. En su relevo al frente de la dirección en 2009, desarrolló su labor con total compromiso con los derechos fundamentales de los preso y presas, y con espíritu de plena colaboración tanto con la abogacía como, específicamente con el SOP, siempre dispuesto a ayudar en todo aquello que necesitásemos.

En 2015, el SOP comenzó un trabajo para la creación de un protocolo de acceso directo al régimen abierto para penados con condenas de poca duración.

Ese trabajo fue realizado por las compañeras Lourdes Barón y Rebeca Santamalia, entre otros miembros del servicio que, tanto en su etapa de coordinadoras como en los trabajos para la redacción del protocolo, contaron con la colaboración y apoyo de Rafael Aparicio.

Un año después paso a dirigir el CIS “Las Trece Rosas”, que es la unidad de cumplimiento de condenas en régimen abierto donde comenzó a ejecutar el protocolo de ingreso directo con gran compromiso y profesionalidad.

Desde el servicio reiteramos nuestro agradecimiento y felicitaciones a Rafel y Manuel y agradecemos a la Junta de Gobierno que acogiese nuestra propuesta.