Galerías de retratos: la saga Comín.
Pedro Galán Carrillo. Abogado

No sé de dónde me viene la afición por los retratos institucionales. Posiblemente de verlos en el aula magna de la facultad de derecho donde había colgados unos cuantos entre ventanal y ventanal. Los pobres personajes soportaron estoicamente cartones y cartones de tabaco fumados impenitentemente por profesores y alumnos hasta la prohibición de fumar en las aulas, primero por un Real Decreto de 1988 paulatinamente acatado y luego por la Ley 28/2005, de 26 de diciembre. Tras la rehabilitación de la facultad antigua los retratados se mudaron al decanato, sometidos desde entonces a una cura de desintoxicación.

En estos retratos la temática hace que la originalidad escasee aunque se descubren detalles interesantes: en birretes y mucetas lo habitual es ver el rojo, el color del Derecho, pero si el retratado es licenciado o doctor en otra disciplina luce también otros colores que se combinan en los birretes. Así vemos algún retrato con la muceta y los flecos blancos del birrete propios de la Teología o el azul celeste de la Filosofía. También exhiben collares de catedráticos y condecoraciones diversas, la más habituales las de las órdenes de San Raimundo de Peñafort, de Alfonso X el Sabio y alguna de la de Carlos III. Algún retratado viste de calle: “sin guardar sala”, por así decirlo. En la parte inferior del cuadro se indican con mayor o menor profusión los nombres y méritos de los retratados. Otras veces dentro del retrato aparece la representación del maestro del retratado. De alguno (Gil y Alcayde) se indica que donó parte de su fortuna a los pobres, de otro (Alcalde Prieto) su primer mérito es ser “Basko” (sic). En otros casos (Nadal Escudero) descifrar la profusión de abreviaturas se convierte en un pasatiempo de verano. A veces los vemos acompañados por los libros que publicaron.

Uno de los retratados del decanato de la facultad es Francisco Xavier Comín Moya (“Lic. En Filosofía y Letras–Catedrático de Derecho Procesal por oposición–Decano de esta facultad de 1921 a 1928”), un cuadro de José Balasanz (1948) realizado años después de la fecunda vida del personaje (1857-1932). Los apellidos me sonaban de la sala de juntas del Colegio. Y efectivamente, su hermano Pascual Comín Moya fue decano de nuestro Colegio de 1901 a 1912. Dos hermanos, dos decanatos. Así que ya tenía punto de partida para una historieta colegial. Los hallazgos vinieron después, facilitados cómo no por las tecnologías. Remontándonos a los antepasados de los hermanos Comín Moya resultó ser una familia de profundísimas raíces carlistas.

imagen Francisco Comin

Francisco Xavier Comín y Moya.
Fuente: unizar.es

El padre, Bienvenido Comín Sarté (1828-1880) fue político y escritor. Cursó sus primeros estudios en Burdeos ya que su padre tuvo que emigrar a Francia por sus ideas carlistas. Retengamos este dato. Continúa la Wikipedia (tiene sus detractores, cada vez menos, y me saca de pobre cultural muchísimas veces) diciendo que en 1848 empezó a ejercer la abogacía, alcanzando un gran prestigio, llegando a ser conocido como “el abogado de los pobres”. Como nuestro patrón san Ivo. Asimismo participó en conspiraciones carlistas sufriendo él mismo varios destierros. En Zaragoza fundó las Conferencias de San Vicente de Paúl y también el diario “La perseverancia”. Otras cabeceras carlistas de la época, según indica la web de la Hemeroteca Municipal de Zaragoza fueron “El tesón”, “El Intransigente”, “El Íntegro”, “La esperanza del pueblo” y “El pensamiento aragonés”. A imitación de ”El pensamiento navarro”, del que se atribuye a Pío Baroja (al parecer falsamente) la demoledora sentencia: “O pensamiento o navarro”.

imagen Comin Sarte

Bienvenido Comín y Sarté
Fuente: wikipedia.org

Su hijo Pascual Comín Moya (1855-1928) fue decano de nuestro Colegio de 1901 a 1912. Y como su padre fue jefe de la Comunión Tradicionalista Carlista en Aragón, incluso fue su secretario general en 1919.

imagen Pascual Comin

Pascual Comín Moya, decano del colegio
Fuente: wikipedia.org

El otro hijo, del que hablábamos al principio, Francisco Javier Comín Moya, el decano de Derecho de 1921 a 1928, se mantuvo en su puesto más allá de la edad preceptiva de jubilación de la época (72 años) y fue nombrado decano honorario en 1931. En 1882 se incorporó a nuestro colegio y se mantuvo como colegiado ejerciente hasta su fallecimiento. También fue secretario de sala de la Audiencia territorial de Zaragoza. Y fue uno de los fundadores del diario “El Noticiero”. Datos extraídos fundamentalmente del “Diccionario de catedráticos españoles de Derecho (1847-1943)” [en línea] de la Universidad Carlos III de Madrid.

Hijo de Francisco Javier Comín fue Jesús Comín Sagüés (1889-1939), también abogado (colegiado no ejerciente de 1919 a 1926) y también destacado líder carlista, elegido en dos ocasiones diputado por la provincia de Zaragoza (1933 y 1936).

La vida le dio para doctorarse en Filosofía y Letras, ser funcionario del cuerpo de archivos y bibliotecas y dar clases en la facultad de derecho. Su papel en el Alzamiento Nacional fue determinante, tan es así que ante su tumba (murió por una pulmonía contraída a consecuencia de una avería de automóvil que lo mantuvo tres horas bajo la lluvia) el general Monasterio (otro que perdió su calle) afirmó: “La guerra se ha ganado porque Zaragoza la ganó en los primeros días. El triunfo de Zaragoza se debe en gran parte a Jesús Comín”. Así lo recoge la Enciclopedia Espasa. El ayuntamiento de la ciudad reconoció dos veces sus méritos, la primera dándole su nombre a una calle y la segunda quitándosela.

imagen Jesus Comin

Jesús Comín Sagüés
Fuente: wikipedia.org

El compromiso con la causa nacional dejó absolutamente quebrantado el patrimonio familiar y Pilar Ros, viuda de Comín y sus hijos marcharon a Barcelona, concesión de una Administración de Lotería mediante, el año 1942. Al año siguiente la viuda recibiría una pensión extraordinaria vitalicia “en atención a la destacada actuación y relevantes servicios prestados por el causante en la gestación y desarrollo del Movimiento Nacional” (ley de 2 de marzo de 1943). Con el traslado familiar a la ciudad condal concluyó el conservadurismo de la saga.

El último de los vástagos de Jesús Comín fue Alfonso Carlos Comín Ros (1933-1980). La socorrida Wikipedia nos cuenta que: “fue un ingeniero industrial, periodista, sociólogo y político español. Luchó contra el franquismo en la clandestinidad. Tuvo especial influencia en la corriente de renovación del pensamiento cristiano en el mundo de su época y un referente en el eurocomunismo”. De hecho una de sus últimas obras fue: “Cristiano en el Partido, comunista en la Iglesia” (1977): la “complexio oppositorum”. Y continúa: “En 1980 fue elegido diputado en la I Legislatura del Parlamento de Cataluña por el PSUC. Murió de cáncer sin tomar posesión del escaño”. Ya desde los años cincuenta militó en muy diversas organizaciones: el Frente de Liberación Popular, conocido como “el Felipe”, el Frente Obrero de Cataluña, la Organización Comunista de España-Bandera Roja, Cristianos por el Socialismo. También formó parte de la dirección del Partido Comunista de España. Los ayuntamientos de Zaragoza y Barcelona también honraron su memoria dando su nombre a una calle y a una plaza respectivamente. La primera, la calle “Poeta Alfonso Carlos Comín” (siendo la poesía algo residual en su obra) en el barrio de Monsalud; la segunda, la plaza de Alfonso Comín, en el barcelonés barrio de Gracia, con monumento y todo.

imagen Alfonso Carlos Comin

Alfonso Carlos Comín Ros
Fuente: blocs.mesvilaweb.cat

Por esos mismos años un primo suyo, Tomás Pelayo Ros (1928-2007), era nada menos que el gobernador civil de Barcelona (1969-1974). Tomás Pelayo se retiró de la política en 1977 y trabajó como abogado hasta su jubilación.

imagen Toni Comin

Toni Comín Oliveres
Fuente: wikipedia.org

Decía al principio que había que retener el dato del exilio y esto va por Antoni Comin Oliveres, hijo menor a su vez de Alfonso Carlos Comín. Toni Comín. Es uno de los “exilees” (así, en inglés, como en las pancartas amarillas, aunque sea más preciso hablar de prófugos) del “prusés” que quedan por ahí a fecha de redacción de este artículo (17 de agosto de 2023, recién constituidas las nuevas Cortes). Igual que su padre ha sido militante de las más diversas organizaciones: Ciutadans pel Canvi-Partit del Socialistes de Catalunya, luego Esquerra Republicana, etc. Y es vicepresidente del “Consell per la Republica” (catalana, se entiende). Fue el consejero de Sanidad mejor pagado de toda España, más que la entonces ministra, y en la actualidad es eurodiputado. Además de esto ha sido profesor, colaborador en diversos medios de comunicación, como el resto de la saga; está casado con el escenógrafo Sergi Corbera que se autodefine como “company de vida, de penes i d’alegries de Toni Comín” (la verdad es que las polisemias las carga el diablo) y son padres de una niña.

Esta saga sorprende por la extraña amalgama de continuidad y ruptura. Por el férreo compromiso con las opciones más dispares (ya no me atrevo a decir disparatadas). Por el carácter determinante de la educación y los ambientes familiares y sociales, minuciosamente descritos por Francisco J. Carmona en “De la apologética al compromiso: la infancia y juventud de Alfonso Carlos Comín”, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, 1995. Por las múltiples interpretaciones del cristianismo, del que podríamos decir como Alf Ross del Derecho natural, que es una cortesana a disposición de cualquiera y que no hay ideología que no pueda ser defendida recurriendo a él. O citando falsamente a Marx (no a Karl, sino a Groucho): “Estos son mis principios y si no le gustan tengo otros”. Otros más solemnes y a lo mejor más cínicos dicen que a veces hay que cambiar de partido para defender las mismas ideas.