La Semana Santa (al menos la de Zaragoza) tiene muchas cosas que la definen. Ya sabemos que está declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. También sabemos del inconfundible sonido de nuestros tambores bombos, timbales y cornetas, y de algunas tallas verdaderamente maravillosas. También de algunos encantadores rincones de la ciudad, que estos días muestran su verdadera vida. Pero hay algo de la que muy poca gente habla, y es que la Semana Santa lleva detrás mucho, mucho, mucho tiempo y trabajo de muchas personas anónimas que dedican horas, y horas, y más horas, a preparar todo, buscando que el día de la Procesión todo salga perfecto.
«Algo más que abogados»
Abogados cofrades
Abogados cofrades
Daniel Chóliz. Abogado
Algo que también sucede cuando hablamos de los muchos abogados que, de manera completamente desinteresada pero rebosantes de interés y ganas de ayudar, colaboran con muchas de nuestras Cofradías y Hermandades.
Porque seguro que hay un buen penalista detrás de la petición y gestión de ese indulto. O un experto en Propiedad Intelectual que redactó el contrato por el que se encargó ese Paso nuevo. O un especialista en Privacidad que asesora sobre si se pueden publicar los nombres de los Hermanos, o fotografías en las que se ven a niños cofrades. Constitucionalistas que aconsejan sobre si en una Cofradía puede haber sólo hombres o mujeres (o lo que sea).
Administrativistas que ayudan a conseguir los permisos del Ayuntamiento para ensayar. Especialistas en arrendamientos que se encargan del alquiler de la sede social o del almacén donde guardamos el Paso y los instrumentos. Mercantilistas que se encargan de toda la documentación corporativa, tanto de sus estatutos y reglamento interno, como de las actas de la Junta Directiva y el Capítulo General. Expertos en seguros que redactan la póliza para cubrir el riesgo de llevar caballos. Por supuesto, laboralistas que se encargan de que, si hay alguna persona contratada, todo esté en regla. Y, cómo no, fiscalistas que gestionan y asesoran sobre herencias, donativos y cuotas de los cofrades.
Por eso, cada vez que veamos al Ecce Homo cruzar el Puente de Piedra, al Silencio salir de San Pablo o detrás de la Seo, la Humildad en la calle Trinidad, el Encuentro, a Jesús Camino del Calvario (mi cofradía) en el Arco de San Ildefonso, la Soledad el Viernes Santo, la Entrada en San Vicente de Paul, la Columna recordando a sus difuntos en la Plaza del Pilar, en un acto tan íntimo aun siendo casi ochocientos cofrades, al Descendimiento (mi colegio) copando toda la calle Alfonso, el Santo Entierro, la salida de la Piedad o la entrega del Cristo del Refugio, o las Siete Palabras en San Gil, maravillémonos de la belleza y (no lo olvidemos) espiritualidad del momento.
Y, si tenemos un segundo libre, reconozcamos también la ayuda y el respaldo que hay detrás de esas Cofradías y Hermandades. Valoremos y agradezcamos a todos esos abogados que, sin capirote ni tercerol pero de una manera igualmente anónima, dedican tanto y tanto tiempo a nuestra Semana Santa. Por regla general fuera del horario del despacho y gratis et amore, nunca mejor dicho.
Sin duda no son ni de lejos lo más importante, ni los protagonistas de la Semana Santa. Ni remotamente. Tampoco ninguno de estos compañeros pretende serlo. Pero siempre es buen momento para reconocer su trabajo en la sombra. Anónimo, oscuro y gris. Por eso, sirvan estas líneas para, además de aconsejaros algunos sitios y momentos que ver esta Semana Santa, reconocer a todos los compañeros que, de un modo u otro, apoyan y ayudan a nuestras Cofradías y Hermandades. Esta levantá va por ellos.