Tribuna abierta.
Una mirada a la realidad de las personas en exclusión social desde Cáritas Diocesana de Zaragoza.
África Navarro Royo. Secretaria General de Cáritas Diocesana de Zaragoza.

Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y la Encuesta de condiciones de vida, confirman lo que ya decía la primera radiografía social completa acerca de los efectos sociales de la pandemia de la COVID-19 ofrecida por FOESSA en enero de 2022: la pandemia ha dejado más desigualdad, pobreza monetaria y riesgo de exclusión social en amplios sectores de la población de nuestro país.

Mientras que la pandemia todavía no ha terminado, seguimos sin tener perspectivas claras de hasta cuándo continuará lastrando la economía mundial, pues se ha sumado una nueva crisis, esta vez de tipo inflacionaria, derivada principalmente de la guerra en Ucrania que, de nuevo, trae consigo graves repercusiones en los niveles de precariedad de las familias.

Junto con la dificultad de encontrar un empleo, el acceso a una vivienda es, en estos momentos, uno de los principales problemas de las familias que atendemos en Cáritas Diocesana de Zaragoza. Sin ingresos o con ingresos precarios, es muy difícil acceder al mercado de alquiler, por lo que cada vez más familias se ven obligadas a realquilar, es decir, a vivir en una habitación en un piso con otras familias, generando a su vez situaciones de hacinamiento (según nuestra memoria de 2021, un 28% de hogares acogidos en Cáritas residen en habitaciones realquiladas en 2021: son casi 3 de cada 10 hogares).

Los empleos precarios y salarios bajos e insuficientes para asumir los gastos cotidianos hacen que las personas atendidas por Cáritas, tengan que elegir entre pagar el alquiler y los alimentos, optando por no encender la calefacción y utilizar el mínimo de agua caliente para los menores, el resto de las necesidades en sanidad, educación, ropa y conexión digital, se quedan directamente fuera del presupuesto familiar.

Nos preocupa también las situaciones de grave precariedad y vulneración de derechos que sufren las personas en situación administrativa irregular, sin poder acceder a un empleo y a ninguna ayuda o prestación pública. El 50,3% de los hogares con extranjeros, en 2021, según el Informe Foessa, están en situación de exclusión social, es decir, esta proporción es casi tres veces mayor que en los hogares españoles.

Las políticas públicas en materia de vivienda, inclusión social y empleo son insuficientes. Es necesaria la adecuación del estado de bienestar a las circunstancias actuales, que garantice los derechos ciudadanos y promueva la inclusión social.

En Cáritas, además de nuestra labor de acogida y acompañamiento, tenemos como misión trabajar por la defensa de los derechos de las personas más vulnerables, y seguimos apostando por generar oportunidades hacia una economía social y solidaria, creando oportunidades de empleo social y promoviendo un consumo más responsable.

Queremos compartir también que hay otros indicadores que nos demuestra que somos capaces de una solidaridad y una generosidad que se transforma en gestos concretos, en vida para otros. Los procesos de acogida, acompañamiento y sensibilización que llevan a cabo las personas que forman Cáritas ofrecen, en muchos casos, una respuesta de esperanza.

En siete de cada diez hogares (Foessa 2022) el nivel de activación, es decir, de predisposición a salir de las situaciones de exclusión, es alto, ya sea porque consiguen trabajar, porque estudian o se forman para mejorar su empleabilidad, o porque participan de programas de los servicios sociales o de entidades del tercer sector como Cáritas para avanzar en su salida de la pobreza o la exclusión.

Casos con hogares activados que ofrecen esperanza, como Luis, desempleado de larga duración, bajo nivel de estudios y escasas competencias digitales. Comenzó a participar en los programas de empleo de la Fundación para la Inclusión Social de Cáritas Zaragoza. Adquirió competencias digitales, obtuvo el carnet de carretillero y participó en talleres grupales de búsqueda de empleo. Encontró trabajo como operario de producción a finales de 2020 y actualmente trabaja como electricista.

Otro caso es el de Ramón, en situación de calle durante más de 20 años. Se le ofrece ser acompañado por un equipo de Cáritas. Después de unos meses de trabajo conjunto, ha encontrado una habitación en un piso compartido. Creamos con él una hoja de ruta para mejorar su situación, y hasta el momento se están cumpliendo todos los objetivos marcados como la búsqueda de empleo y la autogestión de sus ingresos.

Animamos a mirar más allá de nuestro entorno personal, apostando por el amor por los demás como propuesta de vida, porque solamente el amor es capaz de dar luz y sentido a nuestra existencia.

Cáritas Diocesana de Zaragoza recibió el I Premio Solidaridad San Ivo que otorga el Real e Ilustre Colegio de Abogados. Un reconocimiento por su labor en beneficio de los más necesitados a la organización que recogió quien entonces era director de Cáritas, Carlos Sauras y Monseñor Ureña, entonces Arzobispo de Zaragoza.