Se destaca que los ciudadanos que han utilizado los servicios de un abogado tienen una mejor valoración de la profesión que aquellos que nunca los han requerido.
Por tanto conocer a la Abogacía de cerca ayuda a mejorar la imagen de la profesión, algo que es reconfortante.
La confianza de los ciudadanos en la Abogacía, con una alta puntuación respecto a otras actividades e instituciones del Estado, viene siendo una gratificante constante desde hace años. A tal fin sugiero a los compañeros que cuando caigan en momentos de pesimismo, contrariedad y desánimo profesional, ojeen la obra “La Abogacía ante el espejo. Un retrato sociológico”, de José Juan Toharia, pues supone una dosis de optimismo y autoestima profesional.
En la obra mencionada -tras la obtención de datos demoscópicos durante una década- se constata que el 91% de los ciudadanos valoran la capacidad de pacto y negociación de los abogados. Este dato no parece compaginarse con el mito popular del letrado litigador y pendenciero; y, además, destaca sobre el déficit existente en otros ámbitos en los que la palabra “negociación” parece haberse olvidado en los últimos años.