José Luis Artero. Abogado.
La Agrupación de Abogados Jóvenes y la Comisión de Formación del REiCAZ organizaron en el mes de febrero, una nueva Sesión del Ciclo de Cine Jurídico, incorporando interesantes novedades.
En esta ocasión y debido al argumento del largometraje elegido, particularmente escabroso, contaron con la colaboración de la Sección de Derecho Penal y de Menores que preside Dña. Carmina Mayor. Por otra parte, previamente al visionado de la película “Acusados”, se programó una charla para contextualizar el tema a tratar.
En efecto, el jueves 20 de febrero, el Ilmo. Sr. D. Rubén Blasco , Magistrado de Zaragoza, pronunció una conferencia sobre “Los delitos sexuales en grupo, los Tribunales y la sociedad” una materia de lamentable actualidad debido a los conocidos delitos de violaciones grupales cometidos por la sedicente “La Manada” de Pamplona o el caso de “La Arandina” perpetrado por algunos jugadores de ese club de fútbol burgalés, por citar dos ejemplos.
Una semana después, el 27 de febrero, se proyectó “Acusados” dirigida en 1988 por Jonathan Kaplan. El argumento es sobradamente conocido. Sarah Tobias, una atractiva joven es asaltada y violada en un bar por un grupo de tres hombres, jaleados por otros “testigos” que no hacen nada por socorrerla o ayudarla, antes al contrario, instigan y vitorean a los autores de la salvaje agresión sexual.
Este largometraje está basado en un guion original de Tom Topor quien se inspiró en un hecho real, la violación colectiva que sufrió la joven de 21 años, Cheryl Araujo en 1983, en New Bedford, (Massachusetts) y que conmocionó a la sociedad norteamericana. De hecho, al final de la película, en los títulos de crédito, se expone una terrible estadística; en Estados Unidos, durante los años 80, se producía una violación cada seis minutos; una de cada cuatro era cometida por más de un sujeto. Cifras escalofriantes e impropias de una sociedad que quiera tenerse por avanzada y civilizada.
Quienes siguen “El cine de Artero”, mi sección sobre el Séptimo Arte en Radio 4G (99.7 FM), saben que desde hace muchos años, siempre he mostrado predilección y querencia por las tramas con protagonistas femeninas y/o por las “heroínas de Cine”. Y, en este caso, uno de los grandes aciertos de “Acusados” lo constituye, desde luego, la elección de su casting o reparto.
Jodie Foster, en un durísimo, arriesgado y difícil papel, encarna a Sarah, la víctima de la violación, en un auténtico estado de gracia interpretativo que le valió el primero de sus dos Oscar (en 1992 lo obtuvo por “El silencio de los corderos” (Jonathan Demme), una absoluta obra maestra).
La caracterización de Foster es, simplemente, magistral, antológica. Consigue transmitirnos la soledad de la víctima, su indefensión y vulnerabilidad, pero también la indignación, la valentía y coraje de una mujer que sufre una experiencia espantosa, absolutamente traumática y se revela contra lo que le ha sucedido. A estas circunstancias se une, como se encarga de destacar este film, su poca formación académica, una familia desestructurada, bajo nivel económico (vive en una especie de caravana y trabaja como camarera) e incluso su aparente “fragilidad” física (“tenías que verla, es así de pequeña…”).
Por otra parte, destacamos a la actriz Kelly McGillis (Katherine Murphy, la ayudante del Fiscal) quien en 1982 fue atacada y violada a punta de cuchillo en su propio domicilio. De hecho, aceptó el papel al sentirse directamente concernida y afectada por el argumento. Además, en aquel entonces, gozaba de una gran notoriedad y popularidad, pues McGillis era una estrella ascendente por sus aclamadas interpretaciones en las exitosas “Top Gun” (Tony Scott, 1986) y, sobre todo, “Único Testigo” (Peter Weir, 1985), que le valió su única nominación a los Globos de Oro. Posteriormente “desapareció” de forma inexplicable, convirtiéndose en una discreta actriz de teatro y doblaje.
En el posterior coloquio, otra de las novedades de esa VI Sesión, contamos con Don Miguel Angel Boldova, Catedrático de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, y nuestro compañero del REiCAZ, D. Enrique Trebollé, uno de los abogados penalistas más conocidos y prestigiosos de España. Completaba la mesa de “debate”, como moderadora, Dña. Cristina Blasco, recientemente nombrada Presidenta de la Agrupación de Abogados Jóvenes.
La intervención de ambos especialistas en Derecho Penal mantuvo un extraordinario nivel técnico –jurídico y un elevado tono intelectual (con los tiempos que corren, prefiero precisar que lo digo en términos totalmente elogiosos); durante su intervención inicial los ponentes se pronunciaron sobre los tipos delictivos por los que finalmente son condenados los autores materiales -por cierto, tras un acuerdo con la Fiscalía a espaldas de la víctima que también se prestó a la crítica -. Se llega a hablar de “asalto”, “imprudencia punible” (buscando pactar una condena que no llevase implícito un expreso componente sexual), si bien resulta evidente que la calificación jurídica sería de violación. Por otra parte, cuando se decide procesar a aquellos que “jaleaban” y “vitoreaban” tal conducta se califica de “inducción criminal”, cuando en realidad nos encontraríamos ante la figura punible de la omisión del deber de socorro.
Durante el interesante coloquio, se valoró el “consentimiento expreso o explícito” que parece va a incorporarse en una futura reforma del Código Penal como consecuencia de la “Ley de Libertad Sexual” auspiciada desde el Ministerio de Igualdad. Este proyecto de ley fue unánimemente criticado tanto por ponentes como por asistentes, abundando en la inseguridad jurídica que puede generar a la hora de valorar (y probar) este tipo de delitos sexuales.
En conclusión, conforme termino de redactar estas líneas, recuerdo el mensaje de la carátula de “Acusados” y que me impresionó cuando la vi por primera vez con tan apenas 17 años “su primer grito pedía ayuda, el segundo reclamaba Justicia”. Que no tenga que hacerlo ni una más.