Isabel Guillén. Abogada
Seguro que todos nos acordamos de los días previos al estado de alarma, esa semana en la que los acontecimientos se sucedían de forma vertiginosa. Comenzaron confinando poblaciones, estábamos al día de lo que había sucedido en Wuhan, aunque nos parecía impensable que algo así ocurriera en España, China se nos antoja un país lejano y muy diferente del nuestro. Cuando se decretó el confinamiento en Italia y nuestros vecinos nos avisaban, seguíamos incrédulos, pero cada vez más inquietos. Estos relatos ya eran de personas cercanas, conocidos que vivían aquí al lado.
Dos días antes de la declaración del estado de alarma, el jueves 12 de marzo, muchos de los que participamos en el Máster de Abogacía, abogados, profesores, coordinadores, alumnos, egresados y empleadores estábamos convocados a una reunión del panel de expertos de evaluación del Máster. Ya se produjeron, a causa de la situación sanitaria, algunas bajas entre los participantes. En el caso de los evaluadores, el experto internacional estuvo presente por video llamada y por parte de los empleadores invitados, hubo un compañero abogado que se ausentó por encontrarse todo su despacho en cuarentena. Un despacho con conexiones internacionales que fue de los primeros bufetes afectados aquí en Zaragoza.
Esa misma tarde se suspendieron las clases del Máster que impartía uno de los abogados. A los que seguíamos el curso de las noticias, toda reunión nos parecía una imprudencia. Con la misma urgencia avisamos ese fin de semana para proceder a la suspensión las prácticas presenciales en los despachos. Esa primera semana, observamos como empezaban a desaparecer nuestros compromisos, se suspendían los juicios, las visitas y reuniones, también nuestros compromisos sociales. Por primera vez en años nuestras agendas quedaron en blanco, con mucho tiempo libre y que dedicábamos a consumir telediarios intentando entender lo que sucedía.
Tras esas primeras semanas de cierre total de la actividad, comenzamos a arbitrar mecanismos para poder impartir las clases en las condiciones que teníamos. Cada profesor puso en marcha su voluntad e ingenio, grabó sus clases, envió power-points, convocaron a los alumnos a clases telemáticas, resolvieron dudas por email, por video llamada, poco a poco nos fuimos familiarizando con los distintos recursos formativos para trabajar de forma remota.
Tuvimos reuniones a través de las diferentes plataformas con los profesores coordinadores, delegados, componentes de las Comisiones de garantía, tutores académicos, tutores externos y hubo que cambiar las reglas de juego y se adaptaron las guías docentes a la nueva situación, se ampliaron los periodos ordinarios de prácticas y todos aprendimos lo que es tele trabajar.
En cuanto a las prácticas, la situación ha sido diversa, despachos laboralistas con más trabajo que nunca a causa de los ERTES, despachos cerrados afectados por un ERTE, despachos cerrados a causa de medidas de confinamiento por estar personalmente afectados sus componentes, y la mayoría tele trabajando desde casa. Y todos los alumnos con ganas de aprender, aunque fuera a distancia. Solo puedo agradecer a todos los abogados, tutores externos, que se han dedicado a seguir en contacto con sus alumnos a pesar de las dificultades y que han retomado las prácticas en despachos con la mejor de las disposiciones.
En cuanto a los abogados que imparten clases, también trasladarles mi agradecimiento pues se han puesto al día a marchas forzadas con las plataformas de la Universidad a fin de poder trasladar los contenidos y conocimientos a los alumnos. También mi agradecimiento al profesor D. Alberto Lafuente que nos ayudó enormemente a los abogados en la preparación de las pruebas on-line, demostrando que entre el Colegio y la Universidad se puede trabajar muy bien haciendo equipo, de la misma forma que a la coordinadora de la titulación Dª. Lucía Molinos y especialmente al Decano de la Facultad de Derecho D. Javier López Sánchez que a pesar de haber sufrido personalmente la peor cara de la enfermedad, al poco de superarla estuvo igualmente a disposición de los abogados encargados de la preparación de las pruebas finales que se hicieron de forma telemática.
Mi reconocimiento también a la Junta de Gobierno del Reicaz que ha puesto a disposición del Máster todos los medios del Colegio para poder realizar reuniones a través de la plataforma colegial, que han seguido ofertando formación on-line de gran calidad y accesibilidad y a la que muchos alumnos han podido acceder.
Mientras escribo estas palabras recibo el informe de Evaluación Favorable para la segunda renovación de la acreditación del Máster. Se cierra con ello el círculo que comenzó ese jueves 12 de marzo con la visita del panel de expertos para la Evaluación. También muchos alumnos han retomado sus prácticas en los despachos, y vivimos en una aparente normalidad; todo ello nos impulsa para seguir adelante, porque somos conscientes que las dificultades siguen ahí. El curso que viene está lleno de incógnitas y una única certeza, la situación sanitaria nos obliga a seguir adoptando medidas de prevención y cuidado, tenemos que seguir trabajando, prever distintos escenarios y adaptar nuestra forma de trabajar para que esta generación de futuros abogados reciba la mejor formación posible y puedan desarrollar con solvencia la profesión de abogado, tan fundamental en nuestro Estado de Derecho.