Gonzalo Aguado, Presidente de la Asociación Los Sitios
La máquina del tiempo no se ha inventado todavía, pero la recreación histórica nos permite revivir de alguna manera la atmósfera histórica de una época, para que podamos sumergirnos en ella y vivir una experiencia del pasado.
El Regency Ball que se celebró en Madrid en 2016 reproducía una fiesta de sociedad de principios del siglo XIX. Para esta celebración se pudo contar con un marco incomparable, como es el palacio del duque Fernán Núñez, en Atocha.
Este palacio destaca por su majestuosa ornamentación palaciega, con un precioso salón de baile de influencia francesa; con arañas de bronce dorado y cristal de roca, molduras y artesones de las paredes dorados. Sus salones fueron también escenario de algunas escenas de la famosa película “¿Dónde vas Alfonso XII?”.
Para este evento de ambiente palaciego se contó con la participación de un numeroso grupo de recreadores venidos de toda España y también de otros países; como Reino Unido, Rusia, Italia, Malta… todos los recreadores vestidos con preciosa indumentaria de principios de siglo, adecuada para una fiesta de la alta sociedad. Nada parecido a un disfraz, toda la indumentaria era réplica fidedigna del atuendo real utilizado para estas ocasiones según la moda de la época.
La mañana del sábado fue un momento de encuentro de todos los recreadores en el palacio y se realizó el ensayo de los bailes de salón de la época todavía con ropa del siglo XXI.
Por la tarde comenzaba el evento de época y fueron llegando a Palacio los recreadores con sus tocados y abrigos. Según la moda de la época los vestidos femeninos destinados a lucir en los eventos y fiestas de noche eran de talle alto, confeccionados con telas de fina muselina, satén, tafetán o seda. Tanto en los vestidos de tarde como en los de noche, las debutantes debían llevar colores pastel o blancos. Los colores más oscuros no estaban destinados para las debutantes. Ahora bien, tampoco eran aconsejables para las otras damas, pues a la luz de las velas, ir vestida de oscuro era garantía de no ser apenas vista. Por ello, quienes no optaban por los tonos claros o simplemente se decidían por el negro, engalanaban sus vestidos con adornos metálicos o de cristal de manera que recayera en ellos la luz. Los vestidos eran mayoritariamente de manga corta pero acompañados de guantes que llegaban por encima del codo. Los guantes no sólo eran de color blanco o negro, sino también de otros muchos colores, incluso azules o amarillos de fina piel. Los vestidos de noche iban, por supuesto, acompañados de capas y chales. En cuanto a la moda masculina mostraba diferentes levitas, chalecos y también vistosos uniformes.
Una vez en el palacio el acto se desarrolló siguiendo las costumbres de la época Los músicos de cámara vestidos a la moda Regencia interpretaron las piezas musicales imprescindibles para amenizar los bailes de salón siguiendo el protocolo habitual. El palacio lleno de recreadores vestidos hasta el último detalle y con el máximo rigor reproducía escenas que solamente hemos visto en cuadros o en películas de época.
A mitad del acto se sirvió la cena y posteriormente se pudo continuar con los bailes hasta la media noche.
El domingo por la mañana el escenario cambió por completo; los invitados realizaron una visita matutina al palacio de Aranjuez. La indumentaria era diferente, especialmente la femenina con vestidos de colores más llamativos, chaquetas specer y alguna sombrilla. El día fue soleado y después de la visita al interior palacio se pudo disfrutar de un bonito paseo por los jardines de Aranjuez , un acontecimiento que causó sensación entre los visitantes del palacio.
En resumen, un auténtico viaje al pasado, en un evento civil de época de gran calidad, que es muy común en otros países, pero que todavía no se había celebrado algo parecido en España. Después del éxito de esta recreación se volverá a repetir este evento en 2017 en un palacio Sevillano. Seguiremos informando.
Fotografía: aurioles.es