El periplo del Vidal Mayor
Pedro Galán Carrillo. Abogado

En junio de 2022 la prensa publicó la noticia de la recuperación del Fuero de Brihuega, un códice dado por perdido en la guerra civil y que, por lo que ahora sabemos, fue salvado de la quema (literalmente) junto a otros libros por un soldado durante la liberación (o la toma, según los personalísimos puntos de vista) de la localidad alcarreña.

El hijo del soldado desconocido se puso en contacto con una casa de subastas barcelonesa y entregó el códice a la Guardia Civil para que pudiera retornar a Brihuega, cumpliendo así la voluntad de su difunto padre. Al menos así lo explican la página web del instituto armado, la agencia EFE y los medios que se hicieron eco del asunto. Y me acordé del descubrimiento del Vidal Mayor, el códice aragonés del siglo XIII también dado por perdido y sacado felizmente a la luz por Gunnar Tilander (1894-1973), hispanista sueco que estuvo en España en los años veinte y treinta del siglo pasado investigando incansablemente sobre fueros medievales y que publicó esta obra en tres tomos en 1956.

Al escarbar un poco más me enteré también de que Tilander había escrito además sobre caza, pájaros… ¡incluso una historia universal de los retretes! Mi asombro fue en aumento al enterarme de que esta última obra, “Barra en pared y escusado. Estampas histórico-culturales de los patios traseros de la Humanidad”, había sido traducida del sueco al español por el zaragozano Francisco J. Uriz y publicada por la Institución Fernando el Católico en 2019. Me faltó tiempo para descargar… el libro.

Libro ‘Barra en la pared y escusado’.

En la traducción de “Barra de pared y escusado” Uriz incluye un capítulo de las memorias de Tilander titulado: “En Zaragoza”, donde don Gunnar nos cuenta con todo lujo de detalles cómo llegó a localizar en Inglaterra el Vidal Mayor, dado por perdido desde principios del siglo XX. No fue azar sino trabajo, tenacidad, ingenio, entrevistas o correspondencia cruzada con quien pudiera facilitarle datos y búsquedas incansables en bibliotecas y archivos civiles y eclesiásticos. El trabajo que ahora no hacemos porque creemos que toda la información está a nuestro alcance con una conexión a internet. No es así. No es del todo así.

Voy a recordar el periplo de este códice y a relacionarlo con nuestro colegio “iluminando” el trabajo no con miniaturas sino con imágenes de personajes (varios de ellos compañeros nuestros), libros y lugares vinculados a los trabajos de búsqueda, hallazgo, transcripción y publicación de este soberbio monumento jurídico que ha interesado por igual a juristas, filólogos, historiadores, musicólogos y etnógrafos en general.

El joven Gunnar Tilander
Fuente: wikipedia.

La vocación de Tilander le lleva de los estudios mercantiles a las lenguas románicas. Y la indiferencia de su director de tesis lo lleva a Francia. Se plantea incluso trabajar en Estados Unidos y recala finalmente como profesor en un instituto a pocos kilómetros de Estocolmo. Con sus ahorros realiza un viaje de investigación de un año por Europa y en 1928 viene por primera vez a España para estudiar español medieval y moderno de la mano de Ramón Menéndez Pidal, “el más grande romanista del mundo” en sus propias palabras, realizando ya notables descubrimientos (leyes de la peste de 1348, Fueros de la Novenera, Fueros de Benavente…). Como santa Elena, la madre del emperador Constantino y también patrona de los arqueólogos, encontró de todo. Por lo que aquí interesa en un libro de Miguel del Molino halla menciones a una obra de Vidal de Canellas posterior a los Fueros de Aragón.

En 1933 Tilander vuelve, esta vez becado, a España. Desde Madrid llega a Zaragoza y se aloja en el Hotel Oriente, en las proximidades de la Audiencia y por tanto de nuestro viejo colegio.

Vista del Coso desde el desaparecido Hotel Continental (1932)
En primer plano, el Hotel Oriente, donde se alojó Tilander en 1933.
Frente a él, el encintado de acera que dirigía al desaparecido Arco de San Roque.
Hacia el fondo, un torreón de la Audiencia, sede del viejo Colegio de Abogados.
Más allá, el arranque de las también desaparecidas calles de Cerdán y de Escuelas Pías.
Fuente: Gran Archivo Zaragoza Antigua.

En otro manuscrito de los Fueros de Aragón (que era el tema que le tenía ocupado) halla nuevas referencias de que Vidal de Canellas recibió el encargo del rey y los estados (es decir, de las cortes) de escribir un comentario y explicación de la ley. También lee otra referencia en “Derecho y jurisprudencia de Aragón” (una obra de 1865 publicada anónimamente pero de Joaquín Martón y Gavín y Francisco Santa Pau y Cardós, otros dos abogados zaragozanos; de hecho Martón y Gavín fue decano de nuestro colegio) a “un precioso Códice de nuestra legislación (…) extraordinario en viñetas y adornos”, un códice en romance que poseía “el conocido jurisconsulto Don Luis Franco y López” (1818-1896, alcalde de Zaragoza, decano de nuestro colegio, vocal correspondiente de la Comisión General de Codificación cuando se promulgó el Código civil, senador vitalicio y además barón de Mora “propter matrimonium”) así como una breve cita del texto. Tilander intuye que ese libro puede ser una traducción aragonesa del “In excelsis Dei thesauris”.

Luis Franco y López
Fuente: ecured

Esto no nos lo cuenta Tilander pero también hay otra mención al Vidal Mayor en una obra de José Puiggarí, presidente de la Asociación Artístico-Arqueológica Barcelonesa, historiador, archivero y abogado, titulada “Estudios de indumentaria española concreta y comparada” publicada en la ciudad condal en 1890: “(…) en Zaragoza existe en poder de un letrado, el ejemplar original de los Fueros de Aragón dictados por el rey D. Jaime I. Adórnanle algunas preciosas miniaturas representando fielmente los trajes de aquel tiempo en escenas áulicas, cortesanas y guerreras”.

José Puiggarí
Fuente: tebeosfera

Comienza la búsqueda del códice. Tilander trata de localizar a juristas zaragozanos que pudieran haber conocido a Luis Franco y López. Tras seguir pistas fallidas habla con Gil Gil Gil (1865-1947), sobrino de Joaquín Gil Berges (1834-1920; decano que fue del Colegio de Abogados de Zaragoza, también ministro de Justicia y pionero de la protección legal del patrimonio artístico español entre otros muchos méritos).

Gil Gil Gil

Gil Gil Gil (catedrático de Derecho civil, abogado, rector de la Universidad de Zaragoza, diputado, vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales y además vecino de la calle San Gil) deriva a Tilander a José María Franco de Espés, nieto de Luis Franco y López, también abogado. Tilander acude a verlo acompañado de Joaquín Gil Marraco, en aquel entonces estudiante de Derecho e hijo de Gil Gil Gil. (La verdad es que estos personajes merecerían mucho más que estas brevísimas citas. A cambio, y el lector saldrá ganando, me remito al libro “Gente de leyes.

El Derecho aragonés y sus protagonistas”, de José Ignacio López Susín, donde se pueden encontrar semblanzas de casi todos ellos). Franco de Espés deriva a su vez a nuestro tenaz investigador a Ricardo Monterde Vicén (1859-????), otro abogado zaragozano (decano de nuestro colegio de 1935 a 1938) que en su juventud fue pasante de Franco y López. Acompañado de nuevo por Joaquín Gil Marraco, Tilander se entrevistó con él en “el excelente club del Ilustre Colegio de Abogados” (es decir, en nuestro viejo colegio de la Audiencia; le llamó la atención, como a mí, que les abriera la puerta “un bedel de librea”).

Monterde, “un hombre venerable y simpático”, le contó que su principal le quiso regalar el libro en atención a su lealtad y responsabilidad y que rehusó la dádiva por considerarse indigno de ella. Total, que al fallecimiento de Franco y López Monterde recibió un cuadro y un mueble, su hijo Jesús Luis heredó el manuscrito y se lo terminó vendiendo a un comerciante que hablaba inglés. Del desalentador resultado de esta entrevista se podía temer que la investigación entrara en vía muerta, precisamente en nuestro viejo colegio. Por fortuna no fue así.

Vuelto a Suecia en 1934 Tilander no pierde el ánimo. Merced a la pista del idioma del comerciante y sabedor de “la pasión coleccionista de los ingleses y de su interés por los viejos objetos culturales” escribe a varios coleccionistas ingleses solicitando información. Y un coleccionista y bibliófilo inglés, Charles William Dyson Perrins (nieto de William Perrins, coautor de la salsa homónima), se pone en contacto con él para decirle que poseía un manuscrito que, según los expertos del Museo Británico, contenía las viejas leyes de Aragón. Dice Tilander en sus memorias que Dyson Perrins le hizo llegar las fotocopias del manuscrito que encargó al departamento fotográfico del Museo Británico durante una visita a Londres.

Sin embargo en la traducción del “Vidal” dice que Dyson Perrins puso a su disposición el códice durante varias semanas en el Museo Británico y que le dio permiso para sacar fotocopias del manuscrito entero. Es lo de menos. También recibió el permiso de Dyson Perrins para publicarlo. Y a cambio Tilander le prometió dedicarle la edición cumpliendo su palabra, tras veintiún años de paciente trabajo, en 1956, siendo ya un prestigioso (y exigente) catedrático de Lenguas Románicas en la Universidad de Estocolmo. La obra se publica en tres tomos: el primero contiene una introducción y las miniaturas del manuscrito en blanco y negro, el segundo recoge la transcripción del texto y el tercero un vocabulario.

Claus Michael Kaufmann nos resume qué pasó entre medio: a principios de siglo el hijo de Franco y López vendió el manuscrito a Charles Fairfax Murray (1849-1919), un pintor, marchante y coleccionista inglés, y Murray se lo vendió a su vez a Dyson Perrins en 1906.

Charles Fairfax Murray (autorretrato)
Fuente: wikipedia

Dyson Perrins
Fuente: artuk.org

Con motivo del fallecimiento de Dyson Perrins en 1958 (dos años después de que Tilander publicara su monumental estudio) su colección se disgrega y el “Vidal Mayor” vuelve a viajar: es subastado por la casa Sotheby‟s junto a otros manuscritos de la colección. Por la página web del museo Getty sabemos que se lo adjudicó Hans Peter Kraus Sr. (1907-1988), un famoso comerciante de libros raros como el célebre manuscrito Voynich, nacido en Viena y que se estableció en Nueva York en 1939 tras pasar por Dachau y Buchenwald en calidad de prisionero.

El códice permaneció en Estados Unidos hasta 1962. Ese año volvió a Europa, a Aquisgrán, a la colección de Peter e Irene Ludwig (née Monheim). Este matrimonio de coleccionistas vinculados a la fabricación de cemento y chocolate respectivamente formó una colección con fondos de lo más variado y finalmente se centraron en el arte contemporáneo, singularmente en el “pop art”.

Hans Peter Kraus Sr.
Fuente: ub.meduniwien.ac.at

Peter e Irene Ludwig
Fuente: mumok-Wien

En 1983, sin mediar óbito alguno (Peter Ludwig moriría en 1996 e Irene Ludwig lo haría en 2010) se produce un nuevo viaje del manuscrito. Nueva subasta y vuelta al Nuevo Mundo, a California. El códice es adquirido por la fundación Getty por 23 millones de pesetas (aproximadamente medio millón de euros a valor actual) y desde entonces reposa plácidamente a temperatura constante en el museo homónimo salvo escapadas ocasionales, como una que hizo a Valencia en 2006 o la de la Lonja de Zaragoza con motivo de la Exposición Internacional de 2008.

Han existido iniciativas varias, como la de la Comisión Institucional de las Cortes de Aragón en 2017 instando al Gobierno de Aragón “a realizar cuantas actuaciones sean precisas al objeto de dar comienzo a las gestiones necesarias para conseguir, en las condiciones que se consideren más adecuadas para el interés general de Aragón, el retorno del denominado «Vidal Mayor»” calificado como “seña vital de la identidad aragonesa”.

Para López Susín es una “tarea de recuperación irrenunciable”, para Lacarra Ducay es un “exilio irremediable”. Menos grandilocuente que la proposición no de ley autonómica, bastante más útil y también laboriosa fue la magnífica reproducción facsimilar a color del manuscrito editada en 1989 por el Instituto de Estudios Altoaragoneses dirigido por Agustín Ubieto y que financió la Diputación Provincial de Huesca presidida por Marcelino Iglesias. La complementa un volumen de “Estudios”. En uno de ellos Ubieto hace una breve crónica sobre los pormenores de la edición del facsímil, de gran interés para bibliófilos.

El facsímil es el complemento perfecto a la traducción de Tilander. Viendo simultáneamente ambas obras, el códice y sus 156 miniaturas cobran vida y se valora en su medida la magnitud del trabajo del investigador sueco.

Edición facsimilar del Vidal Mayor.
Fuente: todocoleccion.net

Acaso la mejor manera de cerrar este artículo sea esta autosemblanza de juventud de Gunnar Tilander extraída de sus memorias que permite formarnos una idea de su carácter eremítico y austero más allá de su acreditada tenacidad: “Nacido con buen sentido económico y capacidad para manejar el dinero y con modestas pretensiones, pude salir adelante para alegría y orgullo de mi madre y asombro de mi tutor -el padre de Tilander regentaba en su pueblo un colmado, una tienda multiservicio de la actualidad, y murió cuando el pequeño Gunnar contaba siete años de edad- que me presentaba incesantemente como un modelo para sus hijos, lo que provocaba el aburrimiento e indignación de estos. Pero así es la vida. Uno no se hace popular por una forma de vida razonable y sensata, sino lo que gana es antipatía y envidia. Mi vida no estaba exenta de renuncias. Mi cena era una manzana”.

Bibliografía

Canellas, Vidal de: Manuscrito del «Vidal mayor»: ejemplar único, redactado en Huesca a mediados del siglo XIII, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1989.

Delgado Echeverría, J.: El “Vidal Mayor,” Don Vidal de Canellas y los Fueros de Aragón, Revista de Derecho Civil Aragonés núm. 15, Zaragoza, 2009.

Kaufmann, G. M.: Vidal Mayor. (Un Código español del siglo XIII, hoy de propiedad particular en Aquisgrán), traducción de M. Gómez de Valenzuela, Anuario de Derecho Aragonés, Zaragoza, 1963-1964.

Lacarra Ducay, M.ª C.: “El manuscrito del Vidal Mayor. Estudio histórico-artístico de sus miniaturas” en La miniatura y el grabado de la Baja Edad Media en los archivos españoles, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1989.

López Susín, J. I.: Gente de leyes. El Derecho aragonés y sus protagonistas, Biblioteca Aragonesa de Cultura, Zaragoza, 2004.

Martón y Gavín, J.; Santa Pau y Cardós, F.: Derecho y jurisprudencia de Aragón en sus relaciones con la legislación de Castilla, Zaragoza, 1865.

Puiggarí Llobet, J.: Estudios de indumentaria española concreta y comparada, Imprenta de Jaime Jepús y Roviralta, Barcelona, 1890.

Tilander, G.: Vidal Mayor. Traducción aragonesa de la obra “In excelsis Dei thesauris” de Vidal de Canellas, 3 vol., Lund, Suecia, 1956.

Tilander, G.: Barra en pared y escusado. Estampas histórico-culturales de los patios traseros de la Humanidad, traducción de Francisco J. Uriz, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2019.

Ubieto Arteta, A. et al.: Vidal Mayor. Estudios, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1989.