Antonio Morán Durán
Decano del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza

Todos sentimos curiosidad por saber qué opinan de nuestro trabajo; es algo natural e incluso saludable. Al fin y al cabo en nuestra actividad tenemos muchas ventanas abiertas por la que nos miran desde jueces y otros funcionarios públicos hasta nuestros clientes.

En la Abogacía no tenemos estudios regulares que concretamente examinen esta cuestión. No obstante sí disponemos de análisis anuales sobre la percepción y valoración de los ciudadanos de los servicios de Asistencia Jurídica Gratuita. Estos análisis se contiene en el Informe del Observatorio que, cada mes de julio desde hace dieciséis años, hace público el Consejo General de la Abogacía Española.

El estudio de las opiniones que tiene un ciudadano de su abogado, cuando es usuario de la justicia gratuita, puede ser perfectamente extensible y extrapolable al resto de la actividad de la Abogacía. Y se puede afirmar que la percepción sobre su confianza y valoración son más que positivas.

En el XVI Informe del Observatorio de Asistencia Jurídica Gratuita se contiene un nuevo Barómetro elaborado por Metroscopia, entidad ésta que no creo que genere dudas sobre su rigor y fiabilidad. Las conclusiones a las que llega deberíamos conocerlas todos los abogados y, por extensión, al menos el resto de los operadores jurídicos. Me permitiré detenerme en un par de parámetros analizados para, de forma subjetiva por mi parte aunque creo que no desacertada, sacar alguna consecuencia general. Quizás con ello ayudemos a corregir algunas leyendas urbanas y a combatir estereotipos.

Se destaca que los ciudadanos que han utilizado los servicios de un abogado tienen una mejor valoración de la profesión que aquellos que nunca los han requerido.

Por tanto conocer a la Abogacía de cerca ayuda a mejorar la imagen de la profesión, algo que es reconfortante.

La confianza de los ciudadanos en la Abogacía, con una alta puntuación respecto a otras actividades e instituciones del Estado, viene siendo una gratificante constante desde hace años. A tal fin sugiero a los compañeros que cuando caigan en momentos de pesimismo, contrariedad y desánimo profesional, ojeen la obra “La Abogacía ante el espejo. Un retrato sociológico”, de José Juan Toharia, pues supone una dosis de optimismo y autoestima profesional.

En la obra mencionada -tras la obtención de datos demoscópicos durante una década- se constata que el 91% de los ciudadanos valoran la capacidad de pacto y negociación de los abogados. Este dato no parece compaginarse con el mito popular del letrado litigador y pendenciero; y, además, destaca sobre el déficit existente en otros ámbitos en los que la palabra “negociación” parece haberse olvidado en los últimos años.

Antonio Morán Durán

Y con valoraciones igualmente muy satisfactorias los ciudadanos se pronuncian sobre las organizaciones colegiales. Éstas, de forma mayoritaria, son percibidas como necesarias y útiles. Tal como se destaca en el XVI Informe del Observatorio, En el caso del ciudadano medio, los Colegios de Abogados son percibidos como garantes del bien hacer de sus integrantes y como celadores del honor corporativo; es decir, en modo alguno, como entidades obsoletas o de relevancia marginal para el buen funcionamiento de la Abogacía.

Espero que sirvan estas breves y ligeras semblanzas de las percepciones de nuestros conciudadanos como estímulo para seguir con nuestra labor profesional, tan delicada ésta como importante, pues sin abogados, sin derecho de defensa, no se puede garantizar la Justicia ni, por tanto, el Estado Democrático de Derecho consagrado en el artículo primero de nuestra Constitución.

Antonio Morán Durán
Decano del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza

Todos sentimos curiosidad por saber qué opinan de nuestro trabajo; es algo natural e incluso saludable. Al fin y al cabo en nuestra actividad tenemos muchas ventanas abiertas por la que nos miran desde jueces y otros funcionarios públicos hasta nuestros clientes.

En la Abogacía no tenemos estudios regulares que concretamente examinen esta cuestión. No obstante sí disponemos de análisis anuales sobre la percepción y valoración de los ciudadanos de los servicios de Asistencia Jurídica Gratuita. Estos análisis se contiene en el Informe del Observatorio que, cada mes de julio desde hace dieciséis años, hace público el Consejo General de la Abogacía Española.

El estudio de las opiniones que tiene un ciudadano de su abogado, cuando es usuario de la justicia gratuita, puede ser perfectamente extensible y extrapolable al resto de la actividad de la Abogacía. Y se puede afirmar que la percepción sobre su confianza y valoración son más que positivas.

En el XVI Informe del Observatorio de Asistencia Jurídica Gratuita se contiene un nuevo Barómetro elaborado por Metroscopia, entidad ésta que no creo que genere dudas sobre su rigor y fiabilidad. Las conclusiones a las que llega deberíamos conocerlas todos los abogados y, por extensión, al menos el resto de los operadores jurídicos. Me permitiré detenerme en un par de parámetros analizados para, de forma subjetiva por mi parte aunque creo que no desacertada, sacar alguna consecuencia general. Quizás con ello ayudemos a corregir algunas leyendas urbanas y a combatir estereotipos.

Se destaca que los ciudadanos que han utilizado los servicios de un abogado tienen una mejor valoración de la profesión que aquellos que nunca los han requerido.

Por tanto conocer a la Abogacía de cerca ayuda a mejorar la imagen de la profesión, algo que es reconfortante.

La confianza de los ciudadanos en la Abogacía, con una alta puntuación respecto a otras actividades e instituciones del Estado, viene siendo una gratificante constante desde hace años. A tal fin sugiero a los compañeros que cuando caigan en momentos de pesimismo, contrariedad y desánimo profesional, ojeen la obra “La Abogacía ante el espejo. Un retrato sociológico”, de José Juan Toharia, pues supone una dosis de optimismo y autoestima profesional.

En la obra mencionada -tras la obtención de datos demoscópicos durante una década- se constata que el 91% de los ciudadanos valoran la capacidad de pacto y negociación de los abogados. Este dato no parece compaginarse con el mito popular del letrado litigador y pendenciero; y, además, destaca sobre el déficit existente en otros ámbitos en los que la palabra “negociación” parece haberse olvidado en los últimos años.

Y con valoraciones igualmente muy satisfactorias los ciudadanos se pronuncian sobre las organizaciones colegiales. Éstas, de forma mayoritaria, son percibidas como necesarias y útiles. Tal como se destaca en el XVI Informe del Observatorio, En el caso del ciudadano medio, los Colegios de Abogados son percibidos como garantes del bien hacer de sus integrantes y como celadores del honor corporativo; es decir, en modo alguno, como entidades obsoletas o de relevancia marginal para el buen funcionamiento de la Abogacía.

Antonio Morán Durán

Espero que sirvan estas breves y ligeras semblanzas de las percepciones de nuestros conciudadanos como estímulo para seguir con nuestra labor profesional, tan delicada ésta como importante, pues sin abogados, sin derecho de defensa, no se puede garantizar la Justicia ni, por tanto, el Estado Democrático de Derecho consagrado en el artículo primero de nuestra Constitución.