Dos edificios siniestros

Pedro Galán Carrillo. Abogado

El 8 de diciembre de 2020 se cumplieron cuarenta años del asesinato de John Lennon. En un ámbito más cercano y más amable este 2021 conmemoraremos también el centenario de la muerte del pintor Francisco Pradilla (1848-1921). Inciso: Este aniversario no se podrá celebrar como en otras ocasiones en la casa natal del pintor en Villanueva de Gállego pues fue vilmente derribada en 2012, siendo alcalde Jesús Gayán y siendo director general de Patrimonio Cultural de la DGA Javier Callizo. ¿Qué no hubiéramos dicho del derribo de la casa de Goya en Fuendetodos por carecer de interés arquitectónico? Fin del inciso. Son dos aniversarios que aparentemente no tienen que ver pero existen increíbles puntos de conexión entre ellos y nuestro colegio. Quizás sea esta la primera vez, y ojalá sea la última, que en este boletín se hable de dos edificios en los que se dan tantas coincidencias siniestras y que me hacen decir, como el gallego, que: “No creo en las meigas, pero haberlas haylas”.

Edificio Dakota 1890

El más hermoso

Sin duda, el edificio Dakota, de Nueva York, un edificio de Henry J. Hardenbergh (1847-1918) inspirado en el estilo Renacimiento alemán. Parece ser que el nombre se debe a lo lejano que resultaba cuando se construyó frente a Central Park entre los años 1880-1884. Nadie lo pensaría viendo fotos actuales.

Fuente: www.eleconomista.es

El diario “ABC” recogía en 2015 más curiosidades sobre el inmueble: ha tenido como habitantes a Lauren Bacall, Judy Garland, Leonard Bernstein, Bono (el cantante de U2; no confundir con el consuegro de Raphael), etc; no hubo vacantes de apartamentos hasta 1929, hay un riguroso proceso de selección cuando hay un piso en venta decidiendo una junta (que ha rechazado a figuras como Antonio Banderas, Cher, Billy Joel, Madonna etc.) Dentro de los datos técnicos el Dakota tiene una planta de energía independiente que garantiza el suministro eléctrico durante apagones y carece de las características escaleras de incendios que tantas veces hemos visto en el cine porque su arquitecto incluyó porciones de barro entre los ladrillos con la intención de insonorizar el edificio y hacerlo a prueba de fuego. Y, frente al virus del fachadismo, los propietarios tienen prohibido eliminar las puertas originales y los mantos de las chimeneas.

Su reputación siniestra radica en que sus exteriores fueron usados en la película de Roman Polanski “Rosemary’s baby” (1968), conocida aquí como “La semilla del diablo”. Su esposa Sharon Tate fue asesinada en 1970 y Charles Manson, cabeza o cabecilla de la familia homónima, murió en la cárcel en 2017 cumpliendo cadena perpetua por este y otros crímenes. El Dakota también apareció en “Vanilla Sky” (2001), la versión estadounidense de “Abre los ojos” (1997).

No solo viene de ahí la fama maldita del inmueble. También John Lennon fue asesinado a sus puertas en 1980. Su viuda, ahora simpatizante del “prusés” (dicen que el apoyo de Yoko Ono es el golpe más duro asestado al separatismo catalán) sigue viviendo allí y ha referido en algunas ocasiones que ha visto el fantasma del músico. El asesino de Lennon sigue cumpliendo condena, la justicia norteamericana ha denegado su libertad en más de diez ocasiones y eso que ha pedido disculpas a la viuda, quien se empeña en que el asesino siga en prisión. En sus propias palabras: «Creo que lo hizo una vez y podría hacerlo de nuevo, a otra persona. Podría ser yo, podría ser Sean [su hijo], podría ser cualquiera». En palabras de la hermana del exbeatle, el asesino debe seguir rehabilitándose y la cárcel es, a su vez, el mejor refugio para evitar que otra persona se tome la justicia por su mano. Queda claro que esta familia tan transgresora antepone los fundamentos tradicionales de la pena (retribución, prevención general, prevención especial) a la justicia restaurativa.

El más cercano

Regresamos de Nueva York a Zaragoza. Y nos vamos a la calle Pradilla, 21, a un edificio de cuatro alturas construido en 1976 dividido en unos cincuenta apartamentos. El edificio es conocido en la zona como “la colmena”.

Aquí tuvo su residencia J. J. S. C., condenado por la Audiencia Provincial de Teruel a cumplir 18 años de prisión por asesinar a su esposa P. M. en mayo de 2003, sentencia de 21 de abril de 2005 confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón en septiembre de ese mismo año. Fue un crimen que llenó páginas de la prensa local y nacional. Refería el diario “El País” que el juez de vigilancia penitenciaria concedió el tercer grado al asesino en 2011, con la opinión desfavorable de la Junta de Tratamiento. Más adelante, en enero de 2017 otra juez le concedió la libertad condicional, nuevamente contra la opinión de la Junta de Tratamiento. Pues bien, en esta casa J. J. S. C. asesinó en enero de 2019 a nuestra compañera Rebeca Santamalia, quien fuera su abogada defensora y que había conseguido para él todos esos beneficios penitenciarios. J. J. S. C. no volverá a matar. Tras acabar con la vida de Rebeca, puso fin a sus días arrojándose con una importante suma de dinero por el viaducto de Teruel.

Lo más espeluznante es que este no es el único crimen cometido en esa casa. En 2001 otra mujer, R. C. fue asesinada allí por un individuo que contactó con ella vía teléfono móvil y antes de huir, le puso una vela en la boca simulando un crimen ritual. Según refería el “Heraldo” el móvil del crimen fue el robo. Pues bien, el asesino también se quitó la vida en el pueblo de sus abuelos… también en Teruel.

Calle Pradilla, 21. Fuente: www.elperiodicodearagon.com

¿Por qué nos atraen estas historias? ¿La fascinación por el mal? ¿La concentración de varias tragedias en un solo lugar? Eso es lo propio de la ciudad, concentrar mucha historia (y muchas historias) en poco espacio. ¿La fábula del escorpión y la rana? ¿Existen o no los delincuentes incorregibles? ¿Hay, como en aquel cartel de la plaza de toros de Pozoblanco (Paquirri, El Yiyo, El Soro) citas ineludibles con el destino? Al menos Vicente Ruiz “El Soro” escapó de ella. Yo necesitaba contar esta historia para compartir su peso.