Exposición:

«Derechos Refugiados» 11 vidas en 11 maletas

Mabel Toral

El día 11 de enero, a las 19:00 horas se inauguraba en nuestro Colegio, la Exposición “Derecho Refugiados. 11 Vida en 11 maletas”, organizada por la Fundación Abogacía Española, con el patrocinio de la Mutualidad de la Abogacía, Lefebvre El Derecho, ACNUR, ACCEM, Amnisitía Internacional, Cáritas CEAR, Cruz Roja Española, Oxfam, Proactiva Open Arms, Save the Children y Unicef.

Durante quince días han estado expuestos la vida, objetos personales y camino recorrido hasta “la tierra prometida” de once personas, de distintas procedencias, edades, género y religiones, materializadas en once maletas.

Es curioso cómo una manta gris, un muñeco de trapo confeccionado con unos jirones de tela vieja, un zapato o un dibujo infantil, pueden transmitir tan intensamente tanta vivencia.

Esas maletas te acercan a Morad, que tuvo que pedir auxilio en nuestro país, porque en Marruecos su sexualidad no estaba permitida. Vino a España “para sentirse libre”. Porque el amor no es un delito.

A Iboun, que dejó todo en Gao, la zona más castigada de Malí, huyendo de la violencia de la Sharia impuesta por los yihaidistas. Llegó en patera a las islas españolas Chafarinas, de las que fue expulsado a Marruecos, desde dónde consiguió entrar en nuestro país tras cuatro intentos de cruzar la valla de Melilla. Ahora solo le queda la incertidumbre y el rechazo mientras consigue el asilo. Su bien más preciado, un anillo de su hermana.

Zeinab, nos muestra su manta gris en la que cada noche duermen ella y sus cuatro hijos, en una terminal de transbordadores de El Pireo, puerto de Atenas. Venían desde Siria, cuando los gobiernos europeos cerraron las fronteras. Su destino, Alemania dónde les espera el padre de familia. Continúan con su maleta y su vida a cuestas.

Otra madre, Suleika que huyó con sus hijos de Somalia porque no quería que éstos fueran niños soldado. Que no entiende que se cierren fronteras. Nadie arriesga su vida en el mar si no huye de un peligro grave. Solo pide que el mundo abra las puertas y el corazón para sus hijos.

Karim, Aladín e Imán, que abandonaron Siria para ser rescatados del mar, tras navegar a la deriva en sendas embarcaciones neumáticas. Se consideran privilegiados, ya que muchos que iban con ellos no sobrevivieron a la violencia del oleaje del hambre y la guerra.

La maleta de Jeanne Beral salió de la República Centroafricana. Madre que con cinco hijos, presenció cómo un grupo armado mataban a su marido y arrasaban su poblado. Refugiada en Chad, alimenta a sus hijos con las plantas silvestres que recogen en el bosque. Lo perdió todo. Ahora procura no pensar demasiado. Intenta sólo sobrevivir.

Son testimonio de esos 65 millones de personas que han tenido que huir de sus hogares por la guerra, la violencia y la persecución en sus países. Para todos ellos, el futuro es un enigma. Y que hacemos nosotros, a quienes se nos llena la boca propagando y reclamando nuestros derechos; derechos que consideramos innatos a la persona. Quienes vivimos en un mundo desarrollado. ¿ Cuándo y dónde hemos perdido la libertad, la igualdad y la fraternidad?. ¿Cuándo los hemos sacado de nuestras maletas?.

En este viaje que es la vida y este destino que es el mundo, no debería haber viajeros de primera o segunda clase. No nos quedemos instalados en nuestra cómoda vergüenza.

Ojalá esas 11 maletas, sean 11 esperanzas.